La Ford Econoline es la única hippie-van que ha llegado a nuestros días. Concebida con apuro, trae peligro a bordo, pero su practicidad la rescata.
A finales de los cincuenta los compactos europeos doblegaron el dominio yanqui del mercado, obligando a los Tres Grandes –Ford, GMC y Chrysler– a lanzar, rápidamente, modelos alternativos. Tras años fabricando fofas moles repletas de cromo, no estaban preparados para eso y los tres modelos resultantes –Valiant, Corvair y Falcon– fueron mediocres. Algo similar ocurrió con las furgonetas, siendo la Ford Serie E Econoline parte de este proceso.
Ford Econoline
La Ford Econoline estaba diseñada desde 1957, basada en el Ford Falcon. Pero 1958 fue año de recesión, y peor para Ford por la debacle del Edsel, perdiendo 250 millones de USD de la época. No quisieron arriesgar y pusieron el tema en stand by. Finalmente, la presentaron el 21 de septiembre de 1960, como modelo 1961.
Originalmente fue una furgoneta de carga, con versión Station Bus de hasta tres filas de asientos para 8 pasajeros.
La Ford Econoline fue la primera van yanqui de carrocería cab-over, conductor sobre el eje delantero, y la falta de experiencia, junto a métodos empíricos de creación, provocaron errores graves. Apresurados, tomaron el diseño de la Ford Thames 400E inglesa, más pequeña. Al no colocar el motor detrás, sino al centro, detrás de los asientos delanteros, fue imposible equilibrar las masas. La solución fue mediocre: pusieron un contrapeso de 75 kg sobre las ruedas posteriores, solo para balancear el vehículo. Cuando los propietarios –indebidamente– quitaban ese contrapeso, las hacían muy inestables y ocurrieron cientos de accidentes fatales.
Ford nunca confío en los motores refrigerados por aire. Aquí mostró criterio y no copió el esquema VW del Beetle y el Type 2, como sí hizo Chevrolet en el Corvair y la Greenbrier. La Econoline tuvo un seis cilindros en línea de 2.4 L, con una transmisión manual de tres velocidades: el mismo carro americano estándar de todos los cincuenta.
Un gran acierto fue el diseño del espacio útil, aprovechándolo hasta ofrecer un volumen total de carga de 5.77 m³, casi un 40 % más que su competencia directa. La Ford Econoline fue muy utilizada por compañías de acueducto, electricidad y teléfonos, vendiendo en su primer año 29 932 furgonetas estándar, 6 571 Station Bus Custom; 11 893 camionetas estándar y 3 000 camionetas Custom.
Logró protagonismo –junto a la Chevrolet Greenbrier y la Dodge A-100– durante el movimiento “contracultura”, fenómeno juvenil y cultural en contra del establisment, surgido en Estados Unidos y Reino Unido y extendido a todo occidente desde principios de los sesenta y hasta entrados los setenta. Junto a las VW Type 2 terminaron denominándose “hippie vans”.
