1966 Lola T70 MKII

Creado: Dom, 02/05/2010 - 20:50
Créditos
Jorge Esténger Wong
1966 Lola T70 MKII

Los bólidos de competición se han sumado, por derecho propio, a la categoría de clásicos.  Sus épicas hazañas, junto a las de sus pilotos, forman parte de la apasionante historia del automóvil.  El Lola Racing Cars Group gozó de merecido protagonismo hace varias décadas, veamos uno de sus magníficos coches. El inglés Eric Broadley fue de los primeros en combinar las ventajas de un chasis ligero de motor central con un V8 norteamericano para los bólidos de competición.

Algo así como llevar el concepto de muscle car a las pistas, solo que ambos fenómenos ocurrían al unísono pues el primero en emplearlo fue el Lola GT que hizo su primera carrera en Le Mans 1963.  Casi al mismo tiempo que aparecía el Ford Mustang en Norteamérica como auto de serie.

Sin embargo, el máximo exponente de esta filosofía sería el Lola T70 desarrollado en 1965 para el Campeón Mundial John Surtees.  Por dos años este sería el más rápido vehículo de competición. Con 500 CV y un peso de apenas 1 750 libras era capaz de acelerar de 0 a 160 km/h en 6 segundos con absoluta estabilidad y magníficas condiciones de manejo.  El Lola Racing Cars Group llegó a producir unas cien unidades del T70 entre 1965 y 1969 y todo el proyecto estuvo bajo la tutela directa de Eroc Brodley y el propio campeón de F1 John Surtees, quienes lograron un chasis espectacular de aluminio de elevada rigidez, muy bajo peso y excelente aerodinámica.

Fue muy importante la experiencia obtenida del desarrollo del GT 40 y su comportamiento a altas velocidades, el cual creaba una importante sustentación que impedía un apropiado ”agarre“. El diseño se centró en este aspecto y lo mejoró sustancialmente, aunque al costo de una mayor inercia.

Sin embargo, el empleo del motor de block pequeño de Chevrolet dio problemas con la fiabilidad. Esta planta fue incapaz de asimilar los combustibles de alto octanaje empleados en los circuitos europeos por el resto de los competidores y su competitividad se vio comprometida.  La aparición de las Series CanAm resultó una verdadera salvación para un vehículo que aunque creado para la competición de circuitos largos, resultó insuperable en las carreras de sprints cortos, gracias a su estabilidad y maniobrabilidad superiores.  Dominó las CanAm por dos años, con Surtees al volante, y cedió su primacía a McLaren para 1967.  Pero esa, amigos míos, ya sería otra historia.

Créditos
Jorge Esténger Wong