Os proponemos un viaje por la historia del automóvil para asistir a uno de los nacimientos más destacados de los últimos años, el de los frenos ABS. Esta tecnología que ahora ya es un imprescindible tanto para los coches como para las motos, debe su nombre a las siglas en alemán e inglés del Sistema Antibloqueo de Frenos y fue Bosch quien se encargó de desarrollarla hace ya unas cuantas décadas.
En la actualidad parece que no podemos 'vivir sin él'. Es más, tal y como recalca el comparador de neumáticos online, todos los coches nuevos de la Unión Europea están equipados con este sistema. Sin embargo, antes de su aparición, recordemos que el dar un frenazo podía significar, en la mayoría de los casos, que las ruedas se bloquearan. En ese caso de emergencia perdíamos el control del vehículo, y justo aquello que queríamos evitar sucedía: el coche seguía su trayectoria sin poder evitar el obstáculo que teníamos delante.
Viajamos en el tiempo hasta 1978, concretamente al verano. Fue el momento en el que se monta el ABS por vez primera en un coche de serie. El modelo: un Mercedes Clase S de 1972 por la marca de la estrella –código W116–. Esta berlina de gama alta y 5 metros de largo incorporaría muchas novedades en su diseño, en motor –equipando el primer turbodiésel– y en seguridad, con el sistema antibloqueo protagonista de esta nota.
Aquel ABS inicial constaba de 140 piezas y el éxito fue inmediato, pues el antibloqueo de la frenada demostró su efectividad en multitud de demostraciones. Se invitaba a la prensa a circuitos cerrados en donde se simulaban diferentes situaciones de peligro: esquiva de obstáculos, frenadas en asfalto deslizante…. Las publicaciones y reportajes sobre esta innovación en seguridad proliferaron en aquel final de los años 70.
Para hacerse una idea de cómo se ha ido perfeccionando, sobre todo en peso y tamaño, señalemos que en 2003 el peso del sistema ya era solo de 1,6 kilos. Y es que la electrónica es la gran aliada para conseguir reducción de tamaño y componentes. Así, en 1989 se integra el regulador electrónico en el grupo hidráulico.
En 2008, cuando se cumplieron 30 años de su implantación, el 76 por ciento de todos los vehículos nuevos llevaban el ABS, y en él ya se podían acoplar los sistemas complementarios ASR y ESP. En la actualidad, el sistema ABS más compacto pesa sólo 1,1 Kg. Hablamos ya de la generación novena, que ofrece un sistema de control ideal de los frenos para todos los segmentos de vehículos. Por lo tanto, de los 6,3 kilos de peso del primer ABS, en 2015 se ha logrado reducir a poco más de un kilo.
LA PREHISTORIA DEL ABS?
Antes de que el Clase S montase el sistema que todos conocemos, se hicieron multitud de pruebas en diversos medios de transporte, incluyendo trenes y aviones. Podemos marcar 1936 como el inicio de la revolución de la frenada. Ese año Bosch consigue patentar "un mecanismo para evitar el bloqueo de las ruedas de un vehículo de motor", dando el pistoletazo de salida para las investigaciones. En los años 70 se trabajaría con mucha dedicación en el ABS con el objetivo de poderse comercializar.
ACTUALIDAD EN DOS RUEDAS
No olvidemos el mundo de las motos, pues cada vez más fabricantes incorporan el ABS en sus modelos. Además, a partir de 2016 será obligatorio en motos con cilindrada igual o superior a 125 c.c. Así lo ha regulado la Unión Europea, por lo que la seguridad que aporta este sistema se extenderá a las motocicletas. Gerhard Steiger, presidente de la división Chassis Systems Control de Bosch, asegura que "El uso generalizado del ABS [en motos] podría evitar uno de cada cuatro accidentes de motos graves o mortales".
La expansión de este sistema de seguridad continúa, y nos hace recordar que en 1981 Bosch fabricó la unidad 100.000, llegando al millón en 1986. Capítulos de una historia iniciada en aquella innovadora serie W116 de Mercedes, coche del cual se fabricaron 473.035 unidades de 1972 a 1980 y muy buscado por los amantes de los clásicos.