En Audi nunca olvidan que hace 25 años dieron un paso de gigante al lanzar el primer motor diesel TDI al mercado. Y la verdad, razón no les falta para festejar ese cuarto de siglo, pues desde entonces ha sido un motor pionero con el que la firma de los cuatro aros ha logrado mejorar la eficiencia en las carreteras.
Como lo resume el presidente de la compañía, Rupert Stadler: ”Más potencia, pero menos consumo y emisiones, es la idea fundamental detrás del TDI que lo convierte en un éxito“. Así que no es fortuito que en ese tiempo la empresa haya vendido ni más ni menos que 7,5 millones de estos propulsores en todo el mundo.
No por gusto, según los datos manejados por Audi, en los últimos 25 años los motores TDI han logrado reducir en un 98% las emisiones de dióxido de carbono, sin afectar su potencia, que se ha duplicado en ese mismo período.
Desde el año 2000, además, Audi ha logrado rebajar un 33% el consumo medio de su flota equipada con dichos bloques, mejorando tanto las prestaciones como la propia dinámica de conducción, por lo que el TDI también figura ahora en su gama más deportiva, como avanzaba hace solo unas semanas el RS 5 TDI concept, el primer diesel de la historia en la familia RS, con una potencia de 385 CV.
De ahí que para celebrar los 25 años de dicha tecnología, Audi acaba de incorporar nuevos motores TDI al Audi A4 y el Audi A5, caracterizados por su depurada eficiencia. De modo que el 2.0 TDI de nuevo desarrollo con 190 CV sustituye a la anterior versión de 177 CV, y se añaden versiones Audi ultra con el 2.0 TDI de 163 CV en el Audi A5 en carrocerías Coupé y Sportback y en el Audi A4, cumpliendo Todas estas nuevas versiones la exigente normativa de emisiones Euro 6.
Mientras, igual se presenta el A7 Sportback 3.0 TDI Competition, una potente versión de 326 CV y 650 Nm con caja tiptronic de ocho velocidades, que logra acelerar de 0 a 100 km/h en 5.1 segundos, con un consumo medio homologado de apenas 6,1 l/100 km y emisiones de CO2 de 162 g/km. Una prueba más, sin duda, de lo mucho que se puede pulir aquello que brilla.