Buick se juega la vida en el Avista Sport Coupe

Creado: Vie, 04/11/2016 - 18:47
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Jorge Esténger Wong
Buick se juega la vida en el Avista Sport Coupe

Buick es el gran sobreviviente de la masacre japonesa-coreana del mercado automotriz norteamericano. Pero también es la ”próxima víctima“ de este fenómeno, a menos que logre revitalizarse. Por eso es tan importante este posible modelo, el Avista, en el cual ponen todas sus esperanzas.

El Avista ya tiene muchas críticas favorables, y nos sumamos a ellas. El auto luce esplendido. Es elegante, atractivo, con buena aerodinámica, con clase y muy bien proporcionado. En fin: ya ganó la Pole-Position, ahora viene la carrera. Y es que lo más difícil será colocar el auto a la altura que está generando su presentación. Será necesario un desempeño y calidad que se correspondan a las expectativas creadas.

Pero volvamos a lo positivo. Buick no generaba tanto interés desde mediados de los 80, con el modelo Grand National o los Regal de entonces. Ese ya es un punto para el Avista, un coupé con un extremo trasero voluptuoso que lo hace ver atlético, sexi, y su perfil, sin pilar B, proyecta una imagen de lujo y espacio. A esto contribuye el no tener partes cromadas, con un diseño limpio y una silueta que demuestra carácter. Decir mejores cosas, es casi imposible.

Está fabricado a partir del bastidor del Camaro, el cual está construido a partir de los Cadillac ATS y CTS. "Hay elegancia y simplicidad en la superficie del Avista, que habla de la pureza de su rendimiento y de la belleza atemporal que es la clave del diseño en Buick", dice Bryan Nesbitt, director ejecutivo de diseño en Buick. Para complementar, el uso de fibra de carbón y aluminio, la amplia pantalla con controles touchscreen y la tecnología QuietTuning -incluye cancelación del sonido exterior, purificación iónica del aire y aromaterapia- elevan el estatus del Avista, e imaginamos que el precio.

Para hacer realidad las promesas visuales de Avista se ha pensado en un motor de 6 cilindros en línea, 3.0 L de desplazamiento, con doble turbo, el cual entrega la nada despreciable cifra de 400 CV de potencia.

Esta planta cuenta, además, con el sistema de desconexión de cilindros para mejorar la economía. El Buick Avista lleva un cambio automático de ocho velocidades que tramita la potencia hacia el puente trasero, como Dios manda. Que llegue a la producción y triunfe es una decisión que podría decidir el futuro de Buick… y cuidado que están llegando los chinos. 

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Jorge Esténger Wong