MotoGP aún gira en torno a la figura de Valentino Rossi, un piloto que el próximo miércoles cumplirá 32 años y que, pese a que este año ya no defiende título, su desafío al cambiar Yamaha por Ducati es tan mayúsculo que su estado de forma, su maltrecho hombro derecho, tiene en vilo a la afición motera de todo el planeta. Pues bien, Jeremy Burgess, su prestigioso jefe de mecánicos con el que comenzara a trabajar al subir a 500cc, en el año 2000, lanzó un mensaje de tranquilidad tras el último test de Sepang, donde el 46 fue undécimo, a 1.0 de la cabeza, tras reducir a la mitad la desventaja con la que arrancó el test: "Valentino puede ganar en Qatar". Y ésa es la primera carrera del año...
Al preguntarle al australiano sobre si la vuelta al trabajo había ido mejor de lo esperado, dijo como queriendo esconder la sonrisa que le salía de dentro: "Mejor de lo que yo esperaba, creía que íbamos a tener más problemas con el hombro. La cosa va bien y no hay que crear grandes dramas". Y al recordarle que en 2004, cuando el italiano y su equipo de mecánicos pasaron de Honda a Yamaha y se atrevió a decir que su piloto ganaría la prueba inaugural, en Sudáfrica, llegó la gran frase de la esperanza para los numerosos rossimaníacos: "Me gustaría tener ese sueño, pero, aunque desde el punto de vista médico los doctores nos han dicho que el hombro evoluciona correctamente, quizá no estará al ciento por ciento en Qatar. Pero Valentino ya ha ganado al 80 por ciento, así que con él nunca se sabe. Puede ganar en Qatar".
En cuanto a los aspectos técnicos de la Ducati, aseguró: "Trabajamos para crear una moto con la que Valentino se sienta a gusto. En el test de Valencia probó una moto que había utilizado otro piloto y era muy diferente a la Yamaha, pero han pasado dos meses y ahora volvemos con una mecánica más adaptada a nosotros. La retocamos para que nos dé un mejor rendimiento. Queremos tener una imagen lo más amplia posible de los cambios y rendimientos que buscamos".