Chevelle, un Chevrolet que se superó a sí mismo

Creado: Dom, 01/05/2011 - 13:55
Créditos
Jorge Esténger Wong
Chevelle, un Chevrolet que se superó a sí mismo

El Chevelle fue un diseño totalmente nuevo de Chevrolet, ideado en 1964 para ser el nivel intermedio entre el compacto Chevy II y los grandes coches de la marca, rememorando a los exitosos modelos de 1955-57. Los fanáticos de la marca rápidamente notaron la coincidencia en las medidas de su base de 115 pulgadas (casi 3 metros), con las de aquellos fenomenales autos y la expectativa por el nuevo modelo creció.  

El Chevelle debía, además, enfrentar al Ford Fairlane -en la eterna batalla Ford-Chevy del mercado doméstico norteamericano-  el cual había quedado "muy solo" en ese segmento del mercado. Se ofrecieron once modelos de esta serie, con dos carrocerías básicas llamadas Chevelle 300 y Malibú, además del convertible. En esa primera generación se produjeron tres tipos de motores de seis cilindros en línea, comenzando por el de 3.2 litros de desplazamiento. 
 
Chevelle SS: comienza la batalla del muscle car
 
La aparición del Ford Mustang hizo necesaria una respuesta inmediata y, a su vez, aprovechar el filón de mercado que se había abierto. El Chevelle SS (Super Sport) fue la opción de Chevrolet, y junto al Pontiac GTO sería la primera generación de muscle car salidos de GMC. Luego, un ritmo frenético por parte de los "tres grandes"  pondría en las carreteras norteamericanas montones de HP en modelos que se han convertido en verdaderos mitos de la industria. El SS llevaba una placa de identificación en su panel trasero, incorporaba relojes en su pizarra y ofrecía un tacómetro opcional. Su tren de fuerza comenzaba con un motor V8 de 4.6 litros (283 pulgadas) que entregaba los mismos 220 CV de 1957, además llegaría uno mayor de 5.4 litros. La transmisión podía ser una manual de cuatro cambios de aluminio o una PowerGlide de dos marchas, automática.
 
El exclusivo Z16 SS 396, una rareza de precio incalculable

 
En el apogeo de la era muscle car las versiones de los modelos se sucedían con bastante rapidez y, además, existían combinaciones de ofertas de motores y transmisiones casi infinitas. Para 1965 Chevrolet realizó una producción de 200 unidades de un exclusivo Chevelle al que llamó Z16 SS 396. Este vehículo incorporó elementos de la versión convertible (su bastidor), el tren trasero y sistema de frenos del Impala de aquel entonces. Se le dotó, de igual forma, de una suspensión "Heavy Duty" y el confort y facilidades de los modelos en producción del Chevelle. El protagonismo, y la diferencia radical, estarían en el demoníaco motor V8 396 Turbo Jet, de 375 CV a 5 600 rpm, con una compresión de 11:1, y un carburador de cuatro "bocas". Este poderoso motor se acoplaba, únicamente, a una caja de cambios manual de amplio radio y cuatro marchas de aluminio. Su marca millas mostraba hasta 160, unos 260 km/h.
 
Se utilizaron tres colores en el Chevrolet Chevelle Z16 SS 396 de 1965: Regal Red, Tuxedo Black and Crocus Yellow. Además, existían emblemas en diferentes lugares del auto, siendo el más distintivo las clásicas banderas cruzadas de alto rendimiento de Chevrolet con la leyenda adicional de ?396 Turbo Jet? en el guardabarros delantero. El primer prototipo de este monstruo se construyó en Baltimore y con él la cifra total de unidades es de 201. Se fabricó un único convertible para el Director de Chevrolet Semon Knudsen, el cual se cree destruido. Por lo muy singular de su construcción, su rendimiento extraordinario y las pocas unidades fabricadas el valor de un Z16 SS 396 hoy día es extraordinario, con mayúsculas y seis cifras.

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Jorge Esténger Wong