Capitalismo de Estado lo llaman. El sector automovilístico chino está dominado por inmensos grupos industriales con fuerte intervención estatal, para la bueno y para lo malo, algunos fueron fundados por el propio Mao hace más de 40 años. Según las últimas noticias que nos llegan de China, 16 de estas compañías estarían ultimando los detalles de un plan común para la construcción de vehículos eléctricos que les permita situarse como el ”jugador más fuerte“ de la batalla de los vehículos ecológicos del Siglo XXI.
El ”macroacuerdo“ permitiría que los fabricantes chinos comiencen a desarrollar juntos tecnología de motores eléctricos, plataformas y sistemas de baterías. Esta colaboración pretende conseguir resultados a corto plazo, en un principio en el mercado local en China que es donde se distribuye el grueso de su producción, para más tarde ”atacar“ al mercado europeo con productos a precios asequibles y tecnología avanzada y a la altura de las marcas tradicionales de Occidente.
Queda saber hasta que punto llevarán su colaboración y que canales establecerán para compartir la información. Los detalles los conoceremos esta semana. Entre las marcas involucradas estarían China First 
Automobile Works Group, Dongfeng Motor Corporation, China Changan Automobile Group, China Dongfang Electric Corporation, China South Locomotive & Rolling Stock, China National Offshore Oil Corporation y Beijing Nonferrus Metal Research Institute.
Lo de China y los vehículos eléctricos es un caso digno de estudio. En un país ”comunista“ el Estado está subvencionado mediante préstamos con condiciones muy favorables a empresas privadas (intervenidas por el Estado) que exportan al resto del mundo ”capitalista“. Evidentemente el beneficio de China se basa en la inyección de capital que supone el negocio de estas empresas (y lo que podría suponer su hegemonía en el campo de los eléctricos), capital que se queda en sus fronteras y que ayuda a que el gigante asiático sea cada vez más gigante.