Citroën SM, una huella en la historia

Creado: Dom, 02/09/2012 - 18:31
Créditos
Jorge Esténger
Citroën SM, una huella en la historia

Tomado como uno de los referentes para el diseño del exclusivo McLaren X-1 Concept, el Citroën SM es uno de los modelos más emblemáticos de la historia del automóvil.

Concebido como un automóvil deportivo, el Citroën SM es de esos vehículos que marcan época.  Fabricado por apenas cinco años, entre 1970 y 1975, aún hoy tiene admiradores, aunque en su momento ”apenas“ conquisto el tercer puesto en el concurso Coche del Año de 1971 en Europa, detrás del Citroën GS.

Historia:

En 1968 Citroën y Maserati llegan a un acuerdo para una colaboración técnica, con vistas a aprovechar las fortalezas de ambas y producir un automóvil deportivo capaz de resultar competitivo y, además, funcionar en el convulso mercado de la época.  Simplificando mucho las cosas se decidió utilizar un motor V8 de origen Maserati para propulsar un vehículo Citroën.  Se le llamó "proyecto S" y sería el embrión que acabaría convirtiéndose en el cupé SM. Tras dos años de desarrollo, el Citroën SM se presentó en el Salón del Automóvil de Ginebra de marzo de 1970, pero sería en octubre del mismo año, en el Salón del Automóvil de París, donde causaría verdadera sensación.

Del motor inicial previsto V8 se pasó a un V6 a 90º que entregaba 170 CV.  Con esta planta el Citroën SM era capaz de homologar 220 km/h de velocidad máxima, una cota muy interesante para la época.  Pero la cosa podía resultar aún mejor, pues la versión dotada de inyección electrónica de combustible aumentaba esos valores, y el SM contaba además con elementos que fueron habituales en vehículos de gama alta tres décadas después. Entre ellos destacaban los frenos de disco, la suspensión hidroneumática, dirección auto-centrante, elevalunas eléctricos, tapicería de piel o faros direccionales.

El fin del SM comenzó temprano, con la crisis del petróleo de 1973, que disminuyó los pedidos de coches "sedientos" de combustible, con lo que Citroën decidió detener su producción en 1975, así como su colaboración con Maserati. Sin embargo, no todo era perfecto en el coche. El motor era en origen un V8 de Maserati, al cual se le eliminaron dos cilindros para convertirlo en un V6, sin modificar el ángulo de la bancada, lo que conllevaba problemas de equilibrado. También la cadena de distribución estaba situada entre los cilindros, obligando casi a desmontar el motor para sustituirla. Los problemas de calentamiento se veían agravados en la versión con inyección electrónica.

Aunque la existencia del SM fue breve, marcó, sin embargo, la historia automóvil. Fue, sin dudas, un ejemplo más de la voluntad que ha caracterizado a Citroën de proponer productos innovadores y originales y eso, es lo que permanece en la memoria.

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Jorge Esténger