El resultado cumbre de las exhibiciones Motorama, el Chevrolet Corvette, llega a sus sesenta años de producción. Convertido en todo un hito de la historia del automóvil, nadie pudo prever, sin embargo, semejante éxito y vitalidad en un pequeño vehículo convertible, de aspecto más bien modesto y mecánica limitada. Veamos aquí las claves del fenómeno que lo ha convertido en una leyenda rodante.
En los años cincuenta Motorama era un show dirigido a encaramelar al público con las extravagancias más estridentes e inimaginables. Sin embargo, algunas buenas ideas se escaparon de la chistera y, casi sin proponérselo, conquistaron un lugar en el mercado. Este fue el caso del Corvette, aparecido cuando una nueva generación no quería oír de los duros años de guerra dejados atrás y estaba lista para aprehender cada átomo de independencia posible. Nada como un convertible para expresar este concepto y si, además, se trata de un deportivo, pues mejor.
Salió entonces el Corvette con una imagen fresca y nueva en el mercado norteamericano. Chevrolet no disponía de mucho para poner bajo el capó, pero entonces sacó un as ganador y ofreció el primer automóvil de fibra de la historia. El carisma del carrito fue electrizante y aún hoy Francisco Garza, Vicepresidente de Ventas, Servicio y Mercadotecnia de GM de México, Centroamérica y Caribe, dice: ”La historia del Corvette es fascinante, pues a lo largo de 60 años se ha posicionado en la mente del público como el deportivo americano por excelencia, mostrando continuas innovaciones en diseño y tecnología“.
El éxito del diseño fue absoluto, validando el concepto de un auto deportivo de dos plazas que fusionaba lo mejor del diseño europeo, con la frescura del estilo americano. Un Corvette, color Polo White, con interior rojo y motor Blue Flame Six de 150 caballos de fuerza, encabezó la primera generación C1 del mítico deportivo de Chevrolet. Con el paso de los años, el Corvette continuó su camino para llegar a la segunda generación C2, la cual dio paso al legendario Sting Ray, el primer coupe o vehículo de cabina cerrada que tenía un pequeño medallón trasero dividido en dos. Para la tercera generación, o C3, el Corvette ya se había convertido en el deportivo favorito de Norteamérica, con un diseño establecido de dos plazas, motor V8 de alto performance, tracción trasera y diseño vanguardista. En 1978 fue, por primera vez, el Pace Car de las 500 Millas de Indianápolis, y empezó a ser ensamblado en la reconocida planta de Bowling Green, Kentucky, donde actualmente se sigue fabricando. Entre 1984 y 1996, el Corvette fue la era de la cuarta generación, C4, y se alcanzó la cifra de un millón de unidades producidas. Además, se inauguró el Museo Nacional Corvette.
Para la quinta generación C5, el motor del deportivo logró avanzar de 0 a 60 millas por hora en 4.7 s, llegando hasta los 405 CV y fue el primer vehículo en ofrecer el dispositivo de acceso sin llave a la puerta del pasajero. Hoy, se ofrece la sexta generación, C6, la cual cuenta en su palmarés el auto más veloz construido hasta ahora por General Motors: el Corvette ZR1. Ahora Chevrolet anuncia una edición especial 60 Aniversario. Hasta dónde podrá llegar y cuáles serán sus características es algo que no pertenece al pasado, sino al futuro, y veremos próximamente, con detalle, en Excelencias del Motor.