Del rally Dakar a La Habana

Creado: Vie, 27/01/2017 - 18:10
Créditos
Norland Rosendo González
Del rally Dakar a La Habana

El primer español que corrió en el Rally Dakar vive enamorado de Cuba. Juan Porcar se pasó buena parte de su juventud como piloto profesional en las carreras de autos y motos celebradas en África, y luego fue el creador de una de las pruebas de Mountain Bike más famosas del mundo: la Titan Desert, en el desierto de Marruecos, que desde 2015 tiene su versión tropical cada diciembre en el occidente de nuestro país.

La historia aventurera de Porcar no cabe en un solo texto periodístico. Desborda cualquier crónica, porque su vida es eso, una crónica que se construye todos los días. Quizá su nombre se asocie un día también a la Vuelta ciclística a Cuba. Ojalá.

Porcar cuenta que cuando en España nadie sabía del Rally de Dakar, él se enroló en la competencia en 1982. «En esa primera aventura no tuve mucha suerte. Me quedé sin agua y hacía mucho calor, me paré en un pozo y bebí agua. Fue lo peor que podía hacer,  empecé a tener fiebre y mareos. Me dejaron en un aldea, con un medico hindú casi sin medicinas.

«Pronto venimos por ti», me dijeron los organizadores. Sin embargo, al día siguiente se perdió el hijo de Margaret Thatcher —por entonces la primera ministra del Reino Unido—, que estaba corriendo el Dakar, y todo el mundo se puso a buscarlo, hasta que lo encontraron a la semana siguiente. Como yo no era hijo de nadie importante, se olvidaron de mí».

Por suerte, me repuse y pude atravesar el Sahara, abordé un barco y llegué a casa. Al próximo año cuando fui a inscribirme para la carrera, me encontré con el médico que me había dejado en la aldea y al verme se puso las manos en la cabeza y me dijo asombrado«: Ohhh, nos olvidamos de ti». Y yo le respondí: «no te preocupes, salí sano y salvo, y aquí estoy para correr de nuevo».



Pero a Juan le gusta la aventura auténtica, la que exige pericia, habilidades, experiencia, espíritu. Cuando en 1992 llegaron los GPS se despidió de las competencias de autos y motos. «En ese año se hizo el rally desde París hasta Ciudad del Cabo pasando por Trípoli. En las primeras etapas de esa vuelta yo no usaba GPS porque conocía muy bien Libia, pero caímos en una tempestad de arena. Teníamos que encontrar un paso que estaba con una varilla que ponían los nómadas como señalización. El copiloto me dijo: pongamos el GPS. Era el primer año que autorizaban el empleo de esa tecnología, y le respondí: ponlo, pero no encontraremos el palo, pues estamos a 300 kilómetros. Ese aparato no lo va a localizar. Cuando estábamos cerca, el copiloto me iba anunciando: faltan 500 metros, 400, 300, 200, 100, hasta que casi le doy con el rallador del coche.

«Entonces, le cogí la mano y el dije: mira, si hemos llegado nosotros con este equipo, van a llegar todos, y nuestro mundo aventurero, aquel en el que uno se guiaba por el color de la arena, ha pasado. Seguí aquella carrera, pero con cierta depresión. Fue la última para mí después de 15 años. Ya la experiencia no era el valor principal».

Pero, ¿cómo fue que Porcar, el del nombre simple y el apellido que suena a auto, se ligó a Cuba? «Yo había estado una vez aquí, hace como trece años. Me alquilé un coche en La Habana y me fui a recorrer la Isla hasta Santiago de Cuba. Fíjate que no fui a Varadero, lo mío era conocer a la gente, los pueblos, sentir la vida de los cubanos tal cuales son. Me fui encantado y tenía ese recuerdo. Entonces, me dije: Cuba, ese es el lugar ideal para un Titan Tropic de ciclismo de montaña. 

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Norland Rosendo González