La nueva legislación de consumos estadounidense llevaba tiempo fraguándose, y por fin ha sido publicada. La Administración Nacional de Seguridad de Tráfico en Carreteras y Agencia de Protección del Medio Ambiente ha anunciado sus próximas metas de 2012 a 2016, que culminarán con la obligación de alcanzar un consumo medio a nivel de flota de 6,9 litros de gasolina a los 100 km al final de dicho periodo.
El propósito de plan es reducir el impacto ecológico en el equivalente a retirar 58 millones de vehículos de la carretera durante un año, o dejar de consumir 1.800 millones de barriles de petróleo. La media obligatoria para 2011 es de 8,4 L/100 km.
Este cálculo se extraerá tomando el promedio de los automóviles y vehículos comerciales ligeros de cada fabricante, que como hasta ahora podrán acogerse a créditos por el lanzamiento de vehículos compatibles con etanol. Las pequeñas compañías que hayan vendido menos de 400.000 coches en 2009 recibirán una exención, mientras que otras más grandes como BMW y Porsche tendrán más tiempo para adaptarse. También habrá incentivos para la comercialización de vehículos híbridos de enchufe y eléctricos, con un tope fijado en 200.000 unidades por fabricante.
Siendo Estados Unidos uno de los principales mercados globales, cualquier cambio en su legislación que afecte a la industria automovilística deja su huella casi automáticamente en el resto del mundo. El impacto más inmediato será un aumento en el uso de motores turboalimentados, algo para lo que los principales proveedores de componentes ya se habían preparado. Por su parte, los fabricantes invertirán cerca de 51.600 millones de dólares para actualizar sus catálogos.