Y es que el nuevo SUV alemán no es otra cosa que una versión estilizada del sucesor del GLK, aunque llega con un aspecto más deportivo y todo lo necesario para rivalizar en ventas con el BMW X4, tanto en Norteamérica como más adelante en Europa, donde su arribo comercial está fijado para el próximo otoño.
En ese sentido, el GLC Coupé es 8 cm más largo y 4 cm más bajo que el GLC convencional. Eso sí, las principales diferencias estéticas respecto a su hermano son la parrilla de efecto diamante con un único listón horizontal y, sobre todo, la línea de techo con caída al estilo coupé en la zaga, pues el interior de ambos resulta casi calcado.
Dinamismo, sin embargo, es la palabra de orden en este modelo, en el que a un coeficiente aerodinámico (0,31 Cx) y el peso rebajado (1 710 kg) se suman un tren de rodaje deportivo y Dynamic Select con cinco modos de conducción (Eco, Confort, Sport, Sport+ e Individual), a la vez que se permitirá escoger entre una suspensión con amortiguación variable y otra neumática (Air Body Control).
A nivel mecánico su oferta de momento será la misma que la del GLC, con un bloque naftero (250 4MATIC de 211 CV) y dos diésel (220d 4MATIC y 250d 4MATIC de 170 y 204 CV), aunque no se descarta el lanzamiento de una versión híbrida a finales de año junto a las variantes AMG Performance y la edición especial Edition 1, con equipamiento exclusivo.
De esa forma, la encarnizada lucha por convertirse en el verdadero rey de los vehículos Premium a nivel mundial se extiende ahora de los sedanes medianos y los compactos también a los SUVs, y Mercedes-Benz, al igual que sus rivales a BMW y Audi, nos promete grandes cosas.