Cuando hay que hablar de puentes asombrosos siempre se comenta sobre el Golden Bridge o Golden Gate, en San Francisco, California, debido a su longitud de 1 280 m, porque tiene 227 m de altura y porque es una masa de hierro gigante que sostiene el tránsito de innumerables vehículos. Sí, así deben ser los puentes.
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Sin embargo, el ingenio del ser humano es algo que escapa de poder ser medido, al punto de poder diseñar, y crear, un puente con un fondo de cristal.
Esta estructura, creada para peatones, no para vehículos automotor, se localiza en el Parque Nacional de Zhangjiajie, en China, y tiene 430 m de longitud, una altura de 300 m y un ancho de 6 m. De ahí que se deslumbren aquellos que no padecen de vértigo con una vista de ensueño.
Lo impresionante de esta construcción, además de que se mantendrá firme incluso si se salta en ella, es que resulta ser la más grande de su tipo en el mundo, al atravesar dos acantilados en la provincia de Hunan, en la nación asiática.
Esta belleza arquitectónica se encuentra actualmente en su fase final. En un primer momento se planificó terminarla para finales del 2015, pero debido al intenso trabajo que exige un proyecto de esta índole, la conclusión de la obra se estima para finales del mes de mayo.
El diseño del puente pertenece al arquitecto israelí Haim Dotan, quien ha planteado a los diversos medios de comunicación masiva que este lugar se utilizará incluso para desfiles de moda.
Asimismo, la edificación asiática fue preparada para poder aguantar el peso de alrededor de 800 personas a la vez. Un hecho increíble si se tiene en cuenta que el material de la base es de cristal.
Además, será en este lugar donde existirá el salto bungee más alto del mundo, arrebatándole el record a la Torre Marcau, a 233 m de altura.
El más cercano antecedente a este sueño es el puente Haohan Qiao, o Brave Men´s Bridge (Puente de los hombres valientes), el cual es un paso elevado de 300 m de largo y 180 m altura en el Parque Nacional Shiniuzai, en China.
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Tal pareciera que los arquitectos de la nación asiática desean poner a prueba a aquellos que dicen no sucumbir al pánico de tener casi medio kilómetro bajo sus pies.
Que los valientes desafíen la fuerza de su corazón. Por mi parte, yo prefiero admirar desde lejos. No es mi deseo desarrollar una fobia a las alturas.