Emgrand EC7 Hatchback el auto chino que nos acercó al cielo

Creado: Dom, 28/12/2014 - 18:34
Créditos
Texto y Fotos: Willy Hierro Caveda
Emgrand EC7 Hatchback el auto chino que nos acercó al cielo

Geely ha ganado un importante espacio dentro del parque automotriz a nivel nacional y abarca prácticamente todos los segmentos comerciales. El Geely Emgrand EC7 Hatchback es el más reciente de los modelos que arribó a la mayor de las Antillas. Con este rodamos desde La Habana a Santiago de Cuba y desde allí a la Gran Piedra, una empinada loma con carretera asfaltada que nos acercó al cielo.

Emgrand es el nombre que identifica a los autos de lujo de la marca china y aunque el EC7 se ubica dentro del segmento C, cuenta con notable tecnología, rendimiento y confort que lo diferencia de otros modelos de Geely. Además, cabe señalar que el EC7 es el primero de los Geely que no es una copia, sino que fue diseñado por la compañía especializada PDE y trabajado ciento por ciento por la marca. Sin embargo, para bien del modelo lo integran partes y piezas de proveedores de primer nivel en la industria automotriz, donde sobresalen los frenos Bosch y la computadora a bordo Delphi.

En cuanto al chasis y el motor, fueron desarrollados íntegramente por Geely, en una investigación que duró más de tres años, donde participaron unos 1 300 ingenieros y técnicos para lograr este interesante producto. Es justo señalar la colaboración de especialistas foráneos como Siemens en todo lo relacionado con la electrónica, PDE (de origen alemán) se encargó de la puesta a punto del chasis y la metalúrgica japonesa Fuji para los moldes de carrocería.

El EC7 Hatchback en su exterior es atractivo a la vista y cuando te adentras en él es agradable, con asientos vestidos en cuero y un cuadro de instrumentos con iluminación azul que combina muy bien lo analógico con lo digital. Al poner en marcha el motor notamos una insonorización de primer nivel. Los espejos retrovisores exteriores se regulan electrónicamente, mientras que la butaca del conductor (en esta versión probada) se puede regular en distancia y altura de manera mecánica. El volante también puede ser ajustado. Por otra parte: los materiales, las terminaciones y los espacios para guardar objetos son buenos, detalles muy por encima de la media de los productos chinos.

Por la Autopista Nacional, rumbo este, rodamos a velocidades entre 90 y 110 km/h. En directa, a esas velocidades el motor no pasó de 3 000 rpm, punto importante para garantizar un bajo consumo de combustible. La dirección es dócil, responde rápido y a velocidades bajas es suave y exacta. Sin embargo, cuando le dimos todo el gas y sobrepasamos 150 km/h se pierde estabilidad, confianza y seguridad al volante. La velocidad máxima es de 175 km/h.

Al llegar a Santiago de Cuba nos pusimos en sintonía con su celebración, su aniversario 500. Así nos lo hicieron saber un conjunto de vallas colocadas a la entrada de la ciudad que anuncian el venidero suceso. En la villa santiaguera desayunamos frente al hotel Meliá Santiago y allí fregamos nuestro auto a prueba para ponerlo a tono con la sesión de fotografías. Para llegar a nuestra meta final, la Gran Piedra, tomamos la carretera de Siboney; de inmediato los paisajes deslumbraron nuestros ojos. Sin embargo, la vía se puso pintoresca sobremanera cuando nos adentramos en la carretera la Gran Piedra, una serpiente asfaltada en ascenso que sobrepasa 14 km al llegar hasta el museo cafetal La Isabelica, a una altura que supera 1 km sobre el nivel del mar.

Sin lugar a dudas, transitar por la carretera la Gran Piedra es una prueba extrema para cualquier automóvil; a frenos, dirección, transmisión y motor se les exigen al límite. En ese espectacular tramo de nuestra aventura los frenos de discos en las cuatro ruedas funcionaron con solvencia (asistidos con ABS y EBD), así también fue diligente la dirección hidráulica. En cuanto a la transmisión, dirigida al tren delantero, manual de cinco velocidades, trabajó precisa gracias a sus recorridos cortos de la palanca; en algunos tramos de respiro pudimos poner tercera, pero el mayor trayecto lo recorrimos en segunda y en ocasiones tuvimos que conectar la primera marcha.

Respecto al motor de gasolina (única opción), buenas sensaciones. De configuración L4, 1.8 L de desplazamiento, doble árbol de levas en cabeza (DOHC) y cuatro válvulas por cilindro con tecnología de tiempo variable (VVT), entrega una potencia de 137 CV a 6 200 rpm y un par motor máximo de 172 Nm a 4 200 rpm. Para una escalada como la que nos ocupa, fue necesario mantenerlo a un régimen por encima de 2 500 rpm.

La Gran Piedra cuenta, además del museo cafetal La Isabelica, con un mirador natural sobre una inmensa piedra volcánica que le da nombre al lugar. Esta piedra rectangular tiene una longitud de 51 m, un ancho de 30 m, un alto de 25 m y un peso aproximado de 63 000 t, situada en la cima del macizo montañoso a una altura de 1 225 m sobre el nivel del mar.

Para subir a la piedra (a pie desde la carretera), donde está el mirador, hay que escalar 452 peldaños en un sendero rodeado de hermosa vegetación donde resaltan las orquídeas y los helechos. Al mirador se suman el hotel Gran Piedra y un restaurante.

El Geely Emgrand EC7 Hatchback es más corto que la versión sedán, tiene un largo de 4.397 m. Respecto al ancho, alto y entre ejes mantiene las mismas dimensiones que el modelo de cuatro puertas: 1.789 m de ancho, 1.470 de alto y una distancia entre ejes de 2.650 m. Con relación al maletero, aunque es menor que en la versión de tres volúmenes, puede albergar 380 L con las dos filas de asientos disponibles.

Algunos elementos que acentúan el confort son el equipo de música, el aire acondicionado y el cierre centralizado con mando a distancia. En cuanto al sistema de audio, con sonido limpio y potente, cuenta con radio, lector de CD en formato MP3 y puerto de entrada mini USB (en este punto se extraña uno estándar). Por otra parte, el aire acondicionado, a pesar de ser monozonal, es digital y automático con un impecable dominio del habitáculo.

La computadora a bordo, que se visualiza en la parte baja del panel de instrumentos, no aporta datos como el consumo medio y puntual de combustible, pero sí entrega otros datos importantes como la autonomía de viaje. Con respecto al consumo de combustible, que según datos del fabricante consigue 10 km/L en ciudad y 12 km/L en carretera (cotas decentes para un motor 1.8 atmosférico), superó las expectativas. Con un tanque de combustible (50 L) se pueden recorrer más de 600 km sin caer en reserva. Según nuestros cálculos en carretera frisó los 14 km/L y en ciudad por encima de 11 km/L.

En cuanto a la amortiguación, tipo McPherson en ambos trenes, es suave y absorbe muy bien los badenes. No obstante, tal suavidad va en detrimento de la estabilidad a velocidades altas, un inconveniente que no se deja ver cuando se viaja por debajo de 130 km/h. Las llantas de aleación, con 15 pulgadas de diámetro y perfil alto, son ideales para carreteras donde te puedas sorprender con un bache.

Con el Geely Emgrand EC7 Hatchback recorrimos poco menos de 2 000 km, un trayecto que combinó autopistas, carreteras, ciudades y terrenos no asfaltados con resultados positivos. Destacamos en él: diseño propio, calidad constructiva, confort (el modelo probado no cuenta con el máximo equipamiento) y bajo consumo de combustible.

Aunque es precisa la caja de cambios y la potencia del motor es buena, en realidad funcionaría mejor con una transmisión de seis marchas para acortar los pasos y mejorar la curva de potencia, porque cuando lo llevamos a fondo le costó mucho entregar la potencia máxima en quinta y no es rápido en las aceleraciones. Otro punto que se puede mejorar es el equipo de sonido con un puerto USB estándar y mandos al volante, detalles disponibles en versiones más equipadas.

Excelencias del Motor realizó este viaje de prueba, en medio de la campaña que realiza el Grupo Excelencias para conmemorar el 500 aniversario de la fundación de la Villa Santiago de Cuba, con la colaboración de neumáticos Michelin (BDC International S.A.), Excelencias Travel y la rentadora de autos Rent a Car Vía.

Créditos
Texto y Fotos: Willy Hierro Caveda