Ettore Bugatti

Creado: Dom, 07/02/2016 - 17:35
Créditos
Willy Hierro Allen
Ettore Bugatti

Esta es la historia del hombre que hizo de la construcción de automóviles, un arte. Y puso alma, corazón y vida en cada proyecto para fabricar automóviles fabulosos, de calidad, lujo insultante y la tecnología más avanzada. Además, eran y son hoy, los más rápidos del mundo.

Ettore Arcos Isidoro Bugatti nació en Milán, Italia, el 15 de septiembre de 1881 y falleció el 21 de agosto de 1947, días antes de cumplir 66 años. De niñez acomodada, con la familia. El padre, Carlo Bugatti, era diseñador de muebles de alta calidad. Ettore cursó estudios en la Academia de Arte de Brera. Con apenas 18 años, fabricó un triciclo muy novedoso tenía dos motores de gasolina, cada uno acoplado a una rueda trasera. Fue uno de sus primeros triunfos. De esta forma, el joven Ettore entró a la naciente rama automotriz.

Debo aclarar que la entonces ”rama automotriz“ de la época, estaba muy lejos todavía de ser una industria, ya que la mayoría de los constructores de automóviles no eran otra cosa que ”inventores“ dotados de excelentes cualidades mecánicas, con gran habilidad artesanal. Esas fueron las ”claves“ de aquellos primeros ”fabricantes“.   

Bugatti fue diferente. Más artista que artesano, su deseo no era ser ”fabricante de autos“, sino hacer de cada uno de los que construía, una ”obra de arte“. Debía ser una ”obra maestra“, con toda la tecnología para alcanzar altas velocidades y mostrar gran belleza. Ese fue el Bugatti que Ettore siempre se propuso hacer.

Pero el joven Bugatti no tuvo una vida ejemplar de virtudes socioeconómicas. Vida disipada, extravagante, altanero y orgulloso, ninguno de sus detractores le negó jamás su buen gusto, su autoexigencia desmesurada y la busca del perfeccionismo, a menudo más soñado que real. Tenía que ser requetebueno para que la sociedad le ”perdonara“ tantos y tan graves defectos.

Además, la vida lujuriosa estaba reñida con cualquier intento de ahorro. El Conde Gulinelli le costeó un proyecto: la construcción de un auto de cuatro cilindros. Ettore tenía 20 años cuando lo realizó. Indudablemente era bueno. Así se ganó la Copa Ciudadano de Milán y, poco después, la medalla de oro del Club de Automóviles de París. Este auto fue el más rápido del mundo a inicios del siglo XX.

El éxito y la fama catapultaron el nombre de Bugatti a la cúspide automotriz mundial, de donde no ha bajado nunca más. Le llueven las ofertas, en 1902, con 21 años, Ettore marcha a Alemania contratado por el adinerado Barón Eugenio de Dietrich. La fábrica está en Alsacia, entonces territorio alemán. De allí salieron los primeros Dietrich-Bugatti. Trabaja con el Barón hasta 1906, que se independiza.
 
Ya los autos que salen de la fábrica de Alsacia, son de marca Bugatti. Pronto los Bugatti se hacen famosos en los circuitos europeos y los vehículos de la marca son considerados súper deportivos. Ettore se va a vivir a Francia. Mientras desarrolla sus modelos de competencia, le sorprende la 1ra Guerra Mundial (1914). Alsacia se convierte en zona de guerra, franceses y alemanas se matan entre sí. La fábrica Bugatti cae en territorio enemigo y es atacada. Ettore recoge y se la lleva a Italia. Paradójicamente, los aviones franceses que bombardean Alsacia, tienen tecnología Bugatti.
Concluida la Guerra (1918) Alsacia pasa a ser ahora territorio francés. Bugatti reinstala su fábrica donde estaba antes. Tras la conflagración, la sociedad se polariza, los pobres se hacen hambrientos y los ricos millonarios. El lujo se impone y los automóviles ”costosos“ están de moda.

En esos tiempos, las marcas más cotizadas son Rolls-Royce e Hispano-Suiza. Bugatti se suma con su modelo Royale. La situación económica internacional cae en picada y apenas pudieron fabricarse y venderse seis unidades. Ninguno es igual, todos son diferentes entre sí. Son únicos.

La década del 30 fue ”de oro“ para Bugatti. El mundo entero reconocía a los Bugatti como obras de artes de gran calidad, eficientes y durables. Muchos de esos Bugatti son atesorados por coleccionistas, aunque solo fabricó unos 8 000 en toda su vida. De esa década son los modelos Tipo 41 Royale y Type 57 SC Atlantic Coupé, catalogados como ”los automóviles más exquisitos de todos los tiempos“. Esos fueron los mejores momentos de Ettore Bugatti.

De ahora en adelante, lo acompañará la desgracia. En agosto de 1939 muere su hijo, Jean, en un accidente mientras probaba uno de sus Bugatti. Está abatido cuando llega la II Guerra Mundial y Alemania retoma el territorio francés (Alsacia), expropiado tras la derrota de la I Guerra Mundial. En 1940 la fábrica de Bugatti, que se encuentra en Molsheim (Alsacia), es confiscada y cierra. Ettore se refugia en su Italia natal. Allí no están los nazis, pero gobiernan los fascistas.

Concluida la guerra, Bugatti lucha para recuperar su fábrica, pero sobre él pesan acusaciones de colaborar con el enemigo. Finalmente se dictamina no devolvérsela (julio de 1947). Desconsolado, sin dinero,  deprimido y enfermo, fallece un mes después, el 21 de agosto de 1947.

La muerte de Ettore Bugatti liquidó cualquier posibilidad de volver a la época de oro de sus automóviles. Accionistas, constructores, ingenieros y banqueros tratan de salvar la marca, pero todos fracasaron, nadie tiene la fórmula mágica de diseño, potencia y calidad que manejaba Ettore Bugatti.

En 1998, el Grupo Volkswagen compra Bugatti y fabrica una joya, el modelo EB 16/4 Veyron, el auto ”de calle“ más rápido del mundo. Sus prestaciones y características son fenomenales: 16 cilindros en ”W“, más de 1000 CV  y una fantástica velocidad de 406 km/h. Ahí está el espíritu de Ettore Bugatti.

Créditos
Willy Hierro Allen