Se sabía, los del Cavallino y los de la bebida energética le plantaron cara a Mercedes. Vettel (Ferrari) les robó la pole y Ricciardo (Red Bull) los sacó del podio. El segundo piloto de los rojos de Maranello, Raikkonen, terminó tercero.
Fue un libreto predecible, pero lo que no se pensó es que fuese una carrera tan aburrida, sin adelantamientos, las retiradas de Hamilton (Mercedes) y los dos McLaren y las dos salidas prolongadas del Safety Car. Sin embargo, eso no opacó la felicidad de Ferrari y Vettel, quienes se apuntaron la tercera victoria de temporada con la esperanza de acertarle otro golpe demoledor a la escudería de la estrella en el venidero GP de Japón.
Williams no estuvo mal, pero lejos de lo que querían sus fan y todo el equipo. El abandono de Massa por accidente con Hülkenberg y el quinto puesto de Bottas no era lo que se esperaba de la escudería inglesa. Tampoco fue feliz el abandono de Fernando Alonso cuando se había clasificado para la Q2 el sábado y luchaba por los puntos el domingo. Un problema en la transmisión lo obligó a entrar al garaje y se quedó sin opciones en el trazado nocturno de Marina Bay.
No fue un domingo agradable para los equipos que utilizan la planta motriz alemana. En el top ten solo se clasificaron tres monoplazas: Nico Rosberg (Mercedes) cuarto, Bottas (Williams) quinto y el Force India de Sergio Pérez que acabó séptimo. Por otra parte, los de Renault sí pudieron celebrar con sus cuatro coches entre los diez primeros: Ricciardo (Red Bull) segundo, Kvyat (Red Bull) sexto, Verstappen (Toro Rosso) octavo y Sainz (Toro Rosso) noveno. Ferrari igualó con Mercedes en cantidad de motores clasificados con tres, los dos oficiales (Vettel y Raikkonen) y el Sauber de Felipe Nasr, que pasó por la meta décimo.
El mundial está decidido; sin embargo, la reacción de Ferrari y el buen resultado de Red Bull le dan un toque de pimienta al final de temporada y muchas esperanzas de que en 2016 no predominará la hegemonía de Mercedes. Veremos que sucede en Japón.