FIAT 850 de 1964, la aventura de crecer

Creado: Dom, 03/01/2010 - 22:30
Créditos
Jorge Esténger Wong
FIAT 850 de 1964, la aventura de crecer

A finales de 1964, mientras Norteamérica comenzaba a vivir la fiebre de los muscle car, al otro lado del Atlántico los europeos mantenían una producción de coches funcionales y fiables, repletos de soluciones prácticas que consolidaron las bases de una industria automotriz que habían creado a principios del Siglo XX.

FIAT en Italia ya había logrado reconstruir sus plantas y andaba el camino que le ha llevado, en este 2009 que despedimos, a hacerse con el control de Chrysler Corp, fabricante precisamente de verdaderos iconos de los muscle cars como el Plymouth Barracuda ó el Dodge Charger.  Esto era, sencillamente, algo impensable en aquel entonces y ha sido posible gracias a modelos como este FIAT 850 que hoy reseñamos.

El Fiat 850 de 42 CV desarrollaba un caballo de fuerza por cada 16,96 kilos de peso, con el tanque lleno de combustible. En comparación, el pequeño Fiat 600, desprovisto de accesorios, desarrollaba un caballo de fuerza por cada 18,86 kilos de peso, por lo que el 850 tuvo la aprobación de muchos automovilistas que buscaban vehículos económicos y un poco más de rendimiento.

Según el fabricante, el motor de cuatro cilindros y 0,84 litro de desplazamiento ofrecía un excelente rendimiento de apenas 5,88 litros cada 100 kilómetros a una velocidad constante de 72 kilómetros por hora.  Hoy pocos fabricantes rozan esa cifra, empeñados en deslumbrarnos con aceleraciones descomunales que jamás empleamos en nuestras atiborradas ciudades.

No obstante su reducido tamaño, el coche no era diminuto. Tenía un largo total de 3, 70 metros y una distancia entre ejes de 1,80 metros. Durante la presentación de este coche en Italia, el verano de 1963, FIAT manifestó que la exportación del nuevo vehículo se iniciaría en "unos cuantos meses", como parte de sus planes de crecimiento y expansión hacia otros mercados.  Como vemos 45 años después esos planes han dado sus frutos, pregúntenle a los de Chrysler.
 

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Jorge Esténger Wong