”La única estrategia de FIAT es vender coches“, ha dicho Sergio Marchionne, consejero delegado de la empresa y gran oráculo de la industria. Pero el mensaje encriptado que guardan sus palabras va más allá. Para convertirse en líder hay que pensar como tal y la Fabbrica Italiana di Automobili Torino deberá ser cada vez menos italiana si de veras pretende construir un imperio global.
Así pues, por ejemplo, no es para nada fortuito que Fiat haya hecho de Brasil su principal mercado, que tenga prefijado trasladar parte de su producción a Serbia, o que 27 años después retome sus ventas en Norteamérica de la mano de Chrysler. Tampoco debería serlo que ahora mire de soslayo hacia otro mercado pujante como el de la India, donde prevé reactivar su alianza con Tata para fortalecer su presencia.
En efecto, aunque ambas compañías habían suscrito ya en 2006 un convenio para crear una empresa conjunta (FIAPL) en la ciudad de Rajangaon, el proyecto de colaboración perdió fuerza por las negociaciones de Tata para adquirir Jaguar y LandRover. Pero la propia firma asiática apuntó que ahora ”la reactivación del acuerdo entre ambas marcas retorna como prioritario".
De ese modo, además de abaratar sus costes de producción en esa nación, Fiat se beneficiará del prestigio y la fuerza del primer fabricante indio para introducir una mayor gama de productos a través de su red de concesionarios, mientras Tata accederá a la tecnología de la compañía italiana para el desarrollo de sus nuevos motores. Sin duda, un negocio redondo. Y todos contentos.