Ford Gyron Concept, ¡dos plazas y ambos conducían!

Creado: Lun, 27/10/2014 - 03:04
Créditos
Jorge Esténger Wong
Ford Gyron Concept, ¡dos plazas y ambos conducían!

Con la inercia triunfalista de los años cincuenta, la industria automotriz norteamericana aún jugaba a presentar extraños prototipos de aires alienígenas.   Este es el caso del Ford Gyron, presentado en el año 1961, justo al inicio de la Década Prodigiosa, cuando cambiaron los moldes como pocas veces ha sucedido. Veamos la historia.

En la segunda mitad de los cincuenta, justo en 1956, el entonces jefe de Ford Advanced  Studio, Alex Tremulis, consideraba que Ford Motor Co. debía concebir un vehículo que pudiera considerarse como "un verdadero avance que influiría en todo el diseño de coches del futuro".  De ahí partió la idea de un automóvil tan radical, que no creo que nadie pensara seriamente en su comercialización.  El resultado, no obstante, sería presentado en el Detroit Motor Show de 1961, como un automóvil prototipo con una visión de futuro ”salvaje y exótico“.   En verdad, el prototipo era más exótico que salvaje, pues resultaba algo débil, con una concepción de tres ruedas.

La imagen futurista radicaba en la idea inicial de contar solo con una rueda delantera y otra en la parte posterior: sencillamente, como una motocicleta. Debido a esto, los pasajeros necesitarían contar con un sentido de equilibrio sobrenatural, por lo que se pensaba estabilizar mediante giroscopios los cuales mantendrían el coche balanceado mientras este se desplazara. Los sistemas giroscópicos se basaban en las teorías de Louis Brennan, a quien Ford Motor Company, dio el crédito del Gyron. Sin embargo, debido al alto presupuesto de los giroscopios, unos buenos $60,000 dólares de la época, para un giroscopio de dos pies de diámetro, más otros $75,000 para completar un Ford Gyron en completo funcionamiento, hicieron impensable comercializar el vehículo.  Por tanto, los de Ford pusieron los pies en el suelo y dejaran los sueños en las mesas de diseño.  La decisión ya la hemos anunciado más arriba: colocar dos ruedas traseras.  Serían pequeñas, de forma que funcionarían como estabilizadoras. Así, se lograba mantener el coche en posición vertical.

Otra característica destacable del Gyron era el hecho de no tener puertas, pues se concibió un techo con función de puerta, de manera que se abriera hacia arriba.  Entre tanta cosa extraña era difícil lograr acomodar un habitáculo cumplidor.  La composición de los asientos dejaba que desear y solo había capacidad para dos personas, algo casi impensable en los monstruos de seis pasajeros que se vendían en el mercado norteamericano de esa época. Entre los asientos se encontraba un dial para controlar la velocidad y dirección del coche, permitiendo de esta forma que cualquiera de los dos pasajeros pudiera conducir el coche.

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Jorge Esténger Wong