Aún recuerdo el alborozo con que la popular revista Mecánica Popular reseñaba, a mediados de los ochenta, la inmediata llegada a los Estados Unidos, de un automóvil que lograría un precio tan asequible, para ser comparado al Ford T. Aquel portento era nada menos que el Yugo, un pequeño utilitario fabricado en Yugoslavia, y cuya efímera vida nos dejó con las expectativas de una nueva revolución industrial.
Por supuesto, el nombre de Yugo deriva del país donde era fabricado, y apenas tenía espacio para cuatro pasajeros. Era un vehículo pequeño, de diseño elemental, donde el objetivo era solo uno: costo mínimo de producción. Es muy común que al Yugo se le conozca también por Zastava, la fábrica donde se producía, ubicada en la ciudad de Kragujevac. Era esta una factoría que antes había producido armas –en el siglo XIX– y camiones Ford en la década del treinta, para el ejército yugoslavo. Incluso, después de la Segunda Guerra Mundial, se produjeron allí, bajo licencia, los nuevos Jeep Willys-Overland. Luego, en 1953, se fabricaron los primeros modelos de turismo, utilizando diseños FIAT (no confundir con los FIAT 126 y 125 producidos más tarde en Polonia, otro miembro del antiguo bloque socialista), lo cual se mantendría al menos por dos décadas más.
Los primeros Yugo 45 salieron de la factoría el 2 de octubre de 1978, y su fabricación fue prácticamente manual. El diseño del coche se basaba en el FIAT 128, otra vez bajo licencia FIAT, pero con algunos cambios de imagen en el diseño de la carrocería. De esta forma, el pequeño carrito balcánico se lanzó a la aventura de conquistar América. Recuerdo de aquella reseña de Mecánica Popular que el Yugo llegó a los Estados Unidos por medio de Malcolm Bricklin, que quería introducir, como ya hemos dicho, un auto sencillo y de bajo costo en ese país. En total, 141 511 vehículos fueron vendidos en los EE.UU. desde 1985 hasta 1991, siendo el mejor año 1987, con 48.500 unidades vendidas. Para 1991, las ventas habían caído a solo unas 3 981 unidades. Este nivel de entregas hacía imposible mantener la operación, y el Yugo pasó de largo. Se hicieron intentos similares en Gran Bretaña y otros mercados de Europa, pero ninguno prosperó.
Más tarde, las Guerras Yugoslavas de los años noventa y las sanciones económicas durante la era Milosevic, pusieron en crisis la producción en Zastava. Para rematar, los bombardeos de la OTAN de 1999 casi la destruyen. Solo en 2008 se llegó a un principio de acuerdo de compra con el Grupo FIAT, que garantizaría la permanencia de la fábrica, ya con la desaparición de la marca Yugo.