Gillet Vertigo, gran potencia con receta belga

Creado: Dom, 28/08/2016 - 19:03
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www.motorpasion.com
Gillet Vertigo, gran potencia con receta belga

Es irresistible. Nos encantan las fábricas de coches pequeñas, de muy corta tirada pero que son capaces de conseguir grandes gestas y fabricar deportivos fascinantes. Por lo tanto, nos encanta una historia que alcanza hasta nuestros días gracias a la pasión de Tony Gillet, piloto y constructor belga, fundador de Gillet y fabricante de los exclusivos Vertigo.

El caso de Gillet quizá no esté aún en el Olimpo de los dioses del motor como los De Tomaso, los rarísimos Cheetah (el anti-Corvette de Chevrolet), el Isdera Imperator con la estrella de Mercedes-Benz o los británicos de TVR, pero quizá sólo sea una cuestión de tiempo y acabemos mirando dentro de unas décadas a los deportivos belgas con la misma devoción que a otros tantos coches casi únicos.

Tony Gillet, de piloto a fabricante

Tony Gillet nació el 4 de septiembre de 1945 y comenzó a pilotar coches de manera oficial en rallies de provincia en 1968 subido en un Renault 4. Su trayectoria como piloto llegó a su punto álgido en 1979 cuando ganó el Campeonato Belga de Montaña montado en un Renault Fórmula 2. Al año siguiente revalidaría el título y posteriormente, a lo largo de la década de los '80, comenzó a construir prototipos de carreras, llegando a meter sus coches en el Paris-Dakar.

A medida que Tony fue adquiriendo experiencia en competición un idea le rondaba la cabeza: ¿por qué no hacer un auténtico deportivo de calle? Italia, Alemania, Francia, Estados Unidos, España... Muchos países habían tenido o tenían un coche de altas prestaciones, pero Bélgica no. Poco a poco aquella idea le fue envenenando la mente hasta que al final en 1992 creó una marca con su propio apellido: Gillet.

El primero de los Gillet Vertigo llegó en el año 1994 con una clara inspiración en los coches de carreras en los que tanto había trabajado. Al verlo, es imposible que estéticamente no nos recuerde al misterioso a.d. Tramontana. Pero más allá de esta puntual coincidencia, el Vertigo de primera generación sentaría las bases de lo que serían los deportivos belgas: ligeros, potentes, artesanales y efectivos.

Desde aquél primer modelo de 1994 que equipaba un motor Ford Cosworth de cuatro cilindros y 2.0 litros se fue evolucionando poco a poco. Tanto a nivel mecánico como dinámico y estético los Vertigo progresaron adecuadamente como deportivos puros y sin concesiones.

La búsqueda de un comportamiento cada vez mejor facilitó el uso de motores más potentes que fueran capaces de rendir al máximo gracias a una parte ciclo que aguantaba carros y carretas. Así, después del 2.0 vino un 3.0 V6 de Alfa Romeo de 350 CV que con sólo 990 kg sobre la báscula le permitían acelerar de 0-100 km/h en sólo 3,26 segundos.

Para la última generación que se presentó en el salón Top Marques de Monaco en abril de 2011, el Gillet Vertigo.5 (y la posterior version Spirit) que llega hasta nuestros días descartó el V6 en favor de un propulsor aún más potente, un 4.2 V8 de origen Ferrari/Maserati y 420 CV que entrega la potencia sólo a las ruedas traseras a través de una caja de cambio manual de seis relaciones.

Siendo la ligereza su mantra supremo, Gillet recurre al empleo masivo de fibra de carbono en la fabricación del Vertigo.5. Toda la carrocería está realizada en fibra de carbono, al igual que sus chasis monocasco que sólo pesa 58 kg. El resultado es un conjunto que con 990 kg se queda por debajo de la tonelada de peso.

Con más potencia y menos peso aún que la generación anterior, la esbelta y muy baja silueta del Vertigo.5 (sólo 1.115 mm de altura) es capaz de lanzar al superdeportivo belga a 100 km/h desde parado en 3 segundos y alcanzar una velocidad superior a los 300 km/h.

Aunque la carrocería ha ido creciendo en dimensiones en busca de una estética más de superdeportivo confortable y aerodinámico, la distribución de los elementos sigue dejando entrever las pocas concesiones que Gillet ofrece en sus coches a cualquier otro fin que no sea el de ir sumamente rápido.

El inmenso capó se extiende hasta bien entrada la mitad del coche, dejando el habitáculo para el conductor y su acompañante casi sobre las ruedas traseras. El propósito no es otro que permitir al motor situarse en posición central-delantera en busca de un comportamiento excepcional.

En el interior, el estilo sobrio y elegante belga se reparte al gusto del cliente entre Alcantara, fibra de carbono y cuero, una instrumentación completamente analógica y un volante firmado por OMP. No hay excesiva permisividad a la comodidad, el Vertigo.5 sólo quiere correr y transmitir sensaciones puras a su conductor.

La marca no ofrece un precio para su superdeportivo porque tanto el interior como el exterior son absolutamente personalizables y sólo se fabrican bajo pedido, pero como referencia podemos tomar los 235.000 euros que costaba el Vertigo con motor V6. 

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