Kia Avella ¿alguien se acuerda de él?

Creado: Dom, 01/02/2015 - 11:18
Créditos
Jorge Esténger Wong
Kia Avella ¿alguien se acuerda de él?

Cuando las marcas coreanas eran sinónimo de baratija desechable, un pequeño modelito comenzó a hacer la diferencia para Kia.  Era 1994, la economía mundial vivía momentos de bonanza y pocos se tomaron en serio a los coreanos.  Veinte años después están entre los principales fabricantes del mundo. El Kia Avella es uno de esos héroes anónimos, que las exclusivas definiciones de muchos clubes dejan fuera y a los que en esta columna siempre regresamos, para hacer un poco de justicia.  Veamos.

Para muchos un modelo como el Avella es un auto intrascendente. Fue la semilla del hoy exitoso Kia Río y se comercializó también como Ford Festiva o Aspire en algunos mercados.  Presentado en 1994 tenía dos versiones; una con motor cuatro cilindros de 1,3 litros, y otra de 1,5 litros.  Dentro de sus fortalezas, el motor merece párrafo aparte. Destaca la durabilidad de los componentes del motor, que bien mantenido logra llegar hasta los 400.000 kilómetros sin necesidad de intervenirlo para su primer ajuste. Eso dicen las fuentes oficiales.  Este junta letras ha conducido modelos de la compañía, de esa generación, hasta muy cerca del millón de kilómetros sin destapar el motor, solo para mantenimientos de la distribución y los ha dejado en pleno funcionamiento.

Su particular ergonomía, de formas redondeadas, fue una innovación en un mercado en el cual pululaban las tradicionales formas rectas, desde los años ochenta. Su tratamiento de pintura de fábrica es difícilmente atacado por la corrosión, aunque la debilidad de la amortiguación trasera hacía que el vehículo, de por sí de chasis elevado, bajara en esa parte a escasos cms del suelo.  Esta es una tendencia que se mantiene hoy, en el Kia Río, tanto que muchos propietarios sustituyen los espirales traseros de fábrica por otros más robustos.

De cualquier forma, el Avella resultó ser uno de los caballitos de batalla de Kia Motors para introducirse en el mercado mundial, llegando  a ser uno de sus vehículos más prestigiosos y vendidos de los años noventa por la excelente calidad de sus componentes, equipamiento y su sólida construcción.  Todo eso, sumado a un robustísimo tren delantero y un precio de remate, le aseguraron un elevado nivel de ventas. Están la versión sedán y hatchback de cuatro y cinco puertas, y los acabados GLI y GLSI.  El Kia Avella se mantuvo en producción hasta 1999.  Es, como dijimos, de esos modelos que hacen el trabajo oscuro, que ponen el camino para que luego las compañías produzcan esos carrazos que todos aclaman y convierten en ”clásicos“.

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Jorge Esténger Wong