Jorge Lorenzo tendría ya su decisión tomada para las próximas temporadas y la podría anunciar este fin de semana durante el Gran Premio de Las Américas en Austin. En las últimas semanas el mallorquín ha reconocido las ofertas que tiene -asegura que por escrito sólo la de Yamaha- y que aunque su intención era seguir en la firma japonesa, donde ha logrado sus tres títulos de MotoGP, estaba abierto a nuevas ideas. Es decir, sin mencionarlo, Ducati.
La firma italiana, con la que le unen lazos de amistad con varios de sus miembros como Gigi Dall'igna o el propio Casey Stoner, le habría hecho una millonaria oferta, según deslizó el mítico Giacomo Agostini, que en los mentideros se cifra en torno a unos 12 millones de euros al año. Para ellos es un fichaje clave para asaltar el título con un piloto de garantías.
Según el diario español Marca, la decisión está madurada casi al cien por cien, incluso su representante, Albert Valera, que no estuvo en Argentina, ha viajado a Austin, y que las negociaciones se han acelerado.
Sobre todo desde que Yamaha renovó por sorpresa a Valentino Rossi antes de la primera carrera de Qatar, con un acuerdo que incluye la cesión de motos para su Ranch y también el merchandising. Parece más la bandera de Yamaha que el propio campeón del mundo, que haga lo que haga parece siempre el mejor amigo, pero nunca el amante
Jorge tendría ya hasta su sustituto listo. Sería Maverick Viñales, que además es amigo personal de Valentino y suelen estar juntos asiduamente. Mack, que está siendo la revelación del inicio de temporada con su Suzuki, reconoció a MARCA en Termas de Río Hondo que "sería increíble compartir equipo con Rossi. Aprendería mucho con él".
El hueco está listo
Además el hueco está más que listo en Ducati. El río andaba revuelto ya antes de Argentina, y después del toque de Iannone a Dovizioso baja más que turbio. Los dos Andrea ya saben que su situación en la fábrica de Borgo Panigale está muy en entredicho. Si antes del Mundial el más joven estaba en mejor posición, ahora lo está el veterano, con un pie fuera.
Iannone recibió una bronca de campeonato por parte del jefe, Gigi dall'Igna, que se reunió a solas con él para abandonar su habitual tono mesurado y propinarle una regañina que es casi una amenaza de despido.
El ingeniero fue rotundo. "No lo tenía ni que haber intentado. Entiendo que un piloto quiera ganar, pero debe pensar en el equipo, en toda la gente que trabaja en casa hasta tarde por ellos".
Mientras, la tensión entre ambos es evidente. Iannone estaba muy dolido. "Estoy muy disgustado. Es un pecado, y aunque fuera otro piloto estaría muy disgustado. Sólo puedo pedir perdón. Sé que Dovi y el equipo están enfadados", comentó.
Ambos saben perfectamente que la firma desea a Lorenzo, que el balear está listo, y que su llegada acarrearía la marcha de uno de ellos. Iannone negó la preocupación. "No me interesa para nada mi asiento. Lo que me importa es hacer buenos resultados con Ducati". Por eso los nervios están a flor de piel.