Los buques hundidos del almirante Cervera (I)

Creado: Jue, 20/11/2014 - 17:03
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Willy Hierro Allen
Los buques hundidos del almirante Cervera (I)

La historia de la batalla naval de Santiago de Cuba (3 de julio de 1898), protagonizada por la flota española del almirante Cervera y la estadounidense del almirante Sampson, está presente hoy día en los pecios que se pueden ver desde la carretera Granma, que cubre la ruta costera entre Santiago y Pilón (182 km). Fue la mayor operación de las armadas contendientes en la guerra Hispano-Cubano-Americana.
 
La escuadra española fue totalmente destruida y la mayoría de sus barcos maltrechos terminaron encallados cerca de la orilla, donde ahora reposan hundidos, al oeste de Santiago de Cuba. Fue una orden más humana que militar, emitida por Cervera a sus comandantes para salvar la vida de los  marinos ante el inminente descalabro de su flota. La correlación de fuerzas estaba ampliamente a favor de Sampson.

El buque hundido que puede verse cerca de Aserradero, es el Vizcaya, un crucero acorazado (también llamados cruceros protegidos de primera clase) de 6 890 toneladas de desplazamiento. Fue construido en los astilleros de la Sociedad Nervión, en Sestao (España) en 1891, motorizado a vapor tenía una potencia de 13 700 CV y daba entre 20 y 25 nudos de velocidad, su tripulación era de 497 hombres.

El Vizcaya fue enviado a Nueva York a principios de 1898, como intercambio de visitas amistosas con el  USS Maine, que vino a La Habana. Después de la destrucción de Maine en el puerto de La Habana, volvió a España y se unió a la flota del almirante Cervera. Regresó al Caribe con la flota española y fue bloqueado en Santiago de Cuba por la flota de Estados Unidos. Fue el segundo buque en salir al combate, detrás del Infanta María Teresa, donde viajaba Cervera.

El capitán Antonio Eulate, al mando del Vizcaya, se batió como pudo en retirada, la nave recibió 4 impactos de obuses de gran calibre (203 mm), 9 de calibre medio y 12 de calibre ligero. Perdida su capacidad de combate, el capitán Eulate ordenó encallar y salvar vidas de su tripulación. Eulate herido fue hecho prisionero y llevado a bordo del USS Iowa, desde allí miró por última vez su barco y al decirle adiós, el Vizcaya estalló estrepitosamente ante los atónitos marinos americanos.

Los americanos trataron de rescatar el Vizcaya para incorporarlo a su flota, pero fue imposible y se declaró ”pérdida total“. Y ahí está hundido, 116 años después de aquel 3 de julio de 1898, cerca de Aserradero (Santiago de Cuba), donde puede verse una de sus torretas con el cañón.  

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