Mercedes Benz 300, el pragmatismo alemán hecho estilo

Creado: Dom, 10/07/2016 - 15:47
Créditos
Jorge Esténger Wong
Mercedes Benz 300, el pragmatismo alemán hecho estilo

Mercedes siempre es sinónimo de máximo nivel en el automóvil. Incluso recién finalizada la Segunda Guerra Mundial ya reactivó su producción y se metió en los proyectos para enfrentar la década de los cincuenta, en una dura competencia con las marcas norteamericanas que se lanzaron a conquistar a Europa. Este fue el modelo 300.

Con una imagen de clase, pero aún arraigada en la elegancia conservadora de la Europa de finales de los treinta y los años cuarenta, el Mercedes 300 fue un auto de lujo de la marca alemana. No se sumaba a la renovación de estilo que al otro lado del Atlántico las marcas yanquis hacían en sus modelos. Dejaba a un lado aquel frenesí descontrolado por mostrar lo ultra novedoso y mantenía un carácter sobrio de una gran prestancia. Mientras en Norteamérica comenzaba la escalada de los motores V8 y autos cada vez más pesados y suntuosos, este ejemplar de la marca de la estrella apostaba por la eficiencia, el buen gusto, y el criterio de jerarquía. El resultado fue un vehículo superior.

Sus dimensiones le permitían ser un auto generoso con el espacio interior, algo que todos extrañamos hoy día, y las butacas robustas de aquel entonces apoltronaban a sus ocupantes en un confort excelso, sin una ergonomía sofisticada, ni tecnicismos, pero definitivamente exquisito. Todo el interior era de excelente terminación, en una época en que todo era lo que era, sin imitaciones a alcántara, ni a madera, ni a material alguno.  Alcanzaba hasta 4.95 m de longitud total y pintados en negro tenían una imagen espectacular. El lujo era real y se pagaba por él.

La mecánica del Mercedes Benz 300 estaba resuelta por un motor de seis cilindros en línea, de casi tres litros de desplazamiento -2.996 cc para ser exactos- y 125 CV de potencia máxima, todo lo cual era suficiente para hacerlo rodar hasta 160 km/h de velocidad máxima, aunque este, definitivamente, no era un auto para carreras, sino para disfrutar de su marcha cómoda y solvencia a toda prueba. Se fabricó entre 1951 y 1954. 

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Jorge Esténger Wong