MotoGP entra en una nueva era: todos contra todos

Creado: Dom, 09/07/2017 - 18:16
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MotoGP entra en una nueva era: todos contra todos

Acabado el curso pasado, Marc Márquez confesó lo mal que lo había pasado desde que en el último test de pretemporada, en Qatar, fue consciente de que iba a sufrir mucho con su Honda, con un motor que la hacía muy agresiva. Ganó el título. Y se desahogó: durante el año su equipo no le reconocía; siempre estaba preocupado; el tipo risueño y bromista que arrasó a su llegada a MotoGP apenas sonreía, contaba, entonces ya, eufórico. Si el piloto de HRC ganó el Mundial el año pasado fue por cómo gestionó la primera parte de la temporada, cuando más indomable era su moto, cuando más discretos fueron sus resultados. Minimizó los riesgos. Y se benefició de los errores de los demás. Esta vez, con una moto un poquito mejor, apenas un poco más dócil, arrancó el curso con dos ceros. La temporada estaba prácticamente perdida, pensó. Pero fue remontando, con mucha paciencia. ¿Está sonriendo más este año que el pasado? ”La verdad… podría sonreír más“, concedió en Alemania.

Y después de ganar la carrera, liberado, hizo otra confesión. En el equipo le habían visto tan preocupado, otra vez, que Santi Hernández, su ingeniero de pista, le envió un mensaje un día, cuando tras una concatenación de errores se descolgó a 37 puntos del líder, Maverick Viñales. Le dijo que estaría liderando el Mundial a estas alturas, para irse tranquilo de vacaciones –después de nueve carreras, la mitad, el calendario se retomará el 6 de agosto en la República Checa–, pero Márquez apenas le dio importancia. Ni siquiera él pensaba que fuera posible.

Hoy el de Honda es el cuarto líder que tiene ya este 2017 después de Viñales, Pedrosa y Dovizioso, algo que no pasaba desde el 2008 (lideraron Stoner, Pedrosa, Lorenzo y Rossi), aunque entonces los vaivenes se terminaron a la quinta carrera, cuando se estabilizó la competición. Lo más significativo, sin embargo, es que apenas hay 10 puntos de separación entre los cuatro primeros clasificados (Márquez, Viñales, Dovizioso y Rossi) y el quinto, Pedrosa, está a solo 26 puntos. Todos ellos han ganado carreras, ninguno más de dos. Y todos se han caído un domingo, alguno más de una vez.

No se recuerda un campeonato en la era de MotoGP con tanta igualdad mecánica y una nómina tan amplia de pilotos con argumentos suficientes para ganar una carrera: el Mundial ya no solo es un duelo entre Honda y Yamaha, pues Ducati compite cara a cara con las marcas japonesas. Y los años de los cuatro magníficos, con aquel fascinante Stoner, han dado paso a un momento histórico en el que los pilotos de la vieja escuela, como Rossi, Pedrosa, Dovizioso y Lorenzo, se pelean por las victorias con chicos que ya tocaban codo con las Moto2 como Márquez, Viñales, Zarco o Folger. ”Algo ha cambiado desde Catalunya 2016, que las últimas 350 carreras las habíamos ganado entre cuatro y ahora hay una decena de pilotos capaces de ganar“, decía Rossi este domingo.

Lo que pasó es que las modificaciones en el reglamento impuestas desde 2016 y las ayudas a las fábricas con menos potencial económico en el último lustro empezaron a dar sus frutos: la igualdad electrónica equilibró la competencia, Ducati evolucionó en tres años más que en los últimos diez (los que han pasado desde que Stoner ganara el único Mundial para la casa de Bolonia) y los equipos satélite, en ocasiones, obtienen mejores resultados que los oficiales. Además, con la llegada de Michelin, también en 2016, los neumáticos, diferentes los compuestos en cada gran premio, obligan a los equipos a empezar de cero cada fin de semana: en algunas ocasiones a unos les va muy bien, en otras muy mal: se producen errores y se va equilibrando la balanza.

La falta de tracción y la dificultad para adaptarse a las gomas en algunas carreras es, precisamente, lo que más ha afectado a Yamaha, la moto más completa y estable, en comparación con sus rivales. Viñales, el primer líder, ganador de las dos primeras carreras, pensó que arrasaría esta temporada tras dominar los entrenamientos de invierno. Pero competir es otra cosa. Y los errores se pagan caros. Lo aprendió en Assen. Su compañero Rossi añadió al cóctel, además, falta de confianza a la entrada de las curvas, lo que la fábrica ha solucionado con la construcción de un nuevo chasis que al italiano le encanta y del que el español todavía no sabe qué pensar. Los pilotos de Honda comenzaron a remolque: un motor nuevo, aunque sea como el que ellos llevaban años pidiendo, no se adapta a la moto en un puñado de días de entreno. Necesitaban carreras. Y han ido trabajando con la electrónica para afinar su RC213V hasta ahora, cuando, además, tendrán un entrenamiento privado en Brno donde esperan probar algo más que les ayude a tener una moto más estable y mejor en las curvas rápidas. La Ducati, aunque frena muy bien y está recuperando la aceleración del 2016, sigue necesitando mejor paso por curva.

Los ingenieros que sean capaces de minimizar los puntos débiles de sus motos serán los que consigan que una marca destaque por encima de las otras dos. Y los pilotos que logren el equilibrio perfecto entre victorias y errores en carrera, los que consigan distanciarse al frente del campeonato. ”Si Márquez es líder es porque las veces que ha estado en dificultad lo ha estado menos que las veces que nos ha pasado a nosotros. Además, cuando tenía que vencer, lo ha hecho“, decía Rossi en Sachsenring. Los cinco aspirantes al título tendrán que jugársela, pero solo si tienen las de ganar.

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