Porsche 912, la siempre injusta historia del patito feo

Creado: Vie, 23/10/2015 - 21:59
Créditos
Jorge Esténger Wong
Porsche 912, la siempre injusta historia del patito feo

El Porsche 912 irrumpe en el mercado en la primavera de 1965, siendo una necesidad vital para la compañía alemana. Su mítico modelo 356 agoniza en una muerte dulce, pero inevitable. El flamante 911 salía al rescate, mas su precio superaba en 30 % al modelo anterior, demasiado para la época y, técnicamente no se puede decir que le sustituía, pues más bien se ubicaba en un sector algo más arriba del mercado.  

El mercado aún pedía numerosas unidades del 356SC, gracias a su motor 4 cilindros y 95 CV de potencia. No hay que hacer muchas filigranas para imaginar cuál fue la solución: con dos hacemos uno y lo ponemos en el medio. Ahí está el Porsche 912. En Alemania no solo es magistral su ingeniería, sino también es proverbial su pragmatismo. Los de Porsche tomaron la mecánica sencilla, fiable y más barata del 356 y la montaron en la más moderna, espaciosa, confortable y lujosa carrocería del flamante 911.

Claro, lo simplificaron todo al extremo. Se hicieron cambios aquí y allá, sobre todo en la estética, empleando una pizarra de solo tres esferas, llantas de acero y caja de cambios de cuatro cambios. Eso, junto al motor del 356, permitió rebajar el precio hasta un 25 % respecto al ”sofisticado“ 911 y dejarlo apenas un ¡5 %! por encima del 356. Sin dudas, era una fórmula ganadora. Y las ventas lo respaldaron. Para 1966 las dos terceras partes de la producción Porsche eran del 912 y sus ventas doblaban las del 911. Este éxito hizo que Porsche le realizara algunas mejoras a su patito feo: salpicadero de cinco esferas, retoques en el chasis, opciones de llantas de aleación, y una caja de 5 marchas adornaban la oferta. Se comercializó también una versión Targa, y entre las alternativas finales figuraban el techo corredizo o el aire acondicionado, además de un abanico cada vez más amplio de colores exteriores y tejidos para los asientos.

Luego, pasó el tiempo. Apenas cinco años, pero muy intensos. El 912 ya no alcanzaba para llenar las expectativas de los setenta. Porsche negoció con Volkswagen la producción de un nuevo modelo, que sería el 914. El 912 aún lanzaría un último estertor en EE.UU. con una versión comercializada allí en 1976, pero sería solo para llenar el espacio hasta la llegada del 924 un año después. El ”trabajo duro“ ya estaba hecho, el discreto modelo había sacado los números para la compañía, y puesto los recursos para que los ”grandes“ se hicieran clásicos. Una vez más.

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Jorge Esténger Wong