A pesar de serios desperfectos técnicos en la travesía, la lancha Apache Star cruzó la línea de meta ubicada en la entrada de la bahía de La Habana, aproximadamente una hora y 45 minutos después de zarpar de la localidad estadounidense de Cayo Hueso.
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De esa forma, el alemán Roger Klüh, piloto y principal organizador del viaje, cumplió con un sueño de más de 3 años y de paso dejó para la historia un nuevo récord, tras superar la anterior cota de seis horas y 24 minutos, vigente desde 1958.
Klüh, quien al llegar al Centro Naútico Ernest Hemingway mostró un tatuaje de la bandera cubana que adorna su antebrazo derecho, confesó en conferencia de prensa sentirse muy feliz por traer la lancha a la Isla, y agradeció a todos los que hicieron posible la materialización de este proyecto.
Rodeado de familiares, amigos y profesionales del astillero que fabrica estas embarcaciones súper potentes, el alemán reveló su pasión durante más de 30 meses por materializar la carrera entre la Florida y Cuba, una idea que nació cuando llegó a la ínsula caribeña como turista y quedó prendido con la entrega de su gente. ”Ahora esta lancha tiene que ir a un museo. Yo quería hacer historia con ella“, apuntó.
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En la Apache Star acompañó a Klüh en el trazado de poco más de 100 millas una tripulación de lujo, la que tuvo que apelar a toda su pericia para cumplir el recorrido con deficiencias mecánicas surgidas en el camino y que obligaron a una parada de 15 minutos a una distancia de 40 millas del litoral cubano.
Mark Mcmanus, propietario del astillero fabricante, el ingeniero John Pompi y el navegante Damien Sauvage, fueron el mejor complemente del alemán, sobre todo cuando las cosas comenzaron a ponerse difíciles.
Mcmanus explicó que se produjeron varios fallas de operación de forma consecutiva y por cuestiones de seguridad debieron detenerse, lo que alejó bastante el crono final de la prueba de lo previsto en el anuncio del intento: una marca cercana a los 60 minutos.
El empresario explicó que en el tramo perdieron la comunicación entre ellos y con el helicóptero, dejaron de funcionar los equipos de navegación y se averió uno de los dos potentes motores Mercury de 1350 cv.
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El fabricante refirió que ha construido varias naves para Klüh en alrededor de 30 años de relación, y que disfrutó mucho formar parte de este equipo. ”He ganado campeonatos mundiales de velocidad con estas embarcaciones en 1992 y 1993, y ni en esos momentos me recibieron como lo hizo el público de La Habana. Guardaré el recuerdo de ver las costas cubanas como uno de los momentos más felices de mi vida y creo que no será la única vez que esto ocurra“, expresó emocionado Mcmanus.
Por su parte, José Miguel Díaz Escrish, Comodoro del Centro Náutico Ernest Hemingway, significó que este viaje contribuye notablemente a enriquecer la historia de la nación cubana desde la motonáutica, en un contexto ideal tras el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos.
”Hace tres años recibí a Roger y me dijo que estaba construyendo una lancha para establecer un récord entre Cayo Hueso y La Habana, para que esto ayudara a estrechar el amor entre los pueblos y la amistad entre las personas de los dos lados del Estrecho de la Florida. Son muchos los obstáculos que tuvo que sortear el señor Klüh para llevar a cabo esta empresa“, refirió el Comodoro.
Agregó que siente gran satisfacción porque este acontecimiento es el preámbulo perfecto para abrir las puertas y recuperar las regatas de lancha de motor entre Cayo Hueso y La Habana, un hecho que puede hacerse realidad a mediados del mes de noviembre del presente año con la participación de más de 30 embarcaciones.
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Lo cierto es que 57 años después del último intento de récord entre el cayo norteamericano y la capital cubana, los habitantes de la Isla pudieron apreciar en el legendario malecón habanero de la Apache Star, una de las máquinas más sofisticadas del ramo. A decir del propio Klüh, ”una lancha con mucha historia en los Estados Unidos, la más valiosa de formación en V que se conoce en ese país.