Ruxton 1929, un Clásico entre la estafa y el genio

Creado: Dom, 08/03/2015 - 23:30
Créditos
Jorge Esténger Wong
Ruxton 1929, un Clásico entre la estafa y el genio

Es muy conocida la historia del automóvil Tucker, un proyecto de cuyo final se ha comentado mucho.  Algo similar sucedió con el Ruxton, nuestro protagonista de hoy, un automóvil de concepción renovadora y cuyo creador saltó de una estratagema en otro, sacando provecho del tortuoso mundo financiero de los años treinta.  Veamos toda la historia tras el salto.

Durante los años veinte, William Muller trabajaba como ingeniero experimental en la compañía Edward G. Budd Manufacturing Company, fabricante de carrocerías para automóviles, en Filadelfia.  Hombre visionario y de conceptos avanzados, Muller persuadió a los directivos para desarrollar el prototipo de un automóvil de tracción delantera, con la idea de vender el diseño a un fabricante y que Budd proporcionara las carrocerías.  En el otoño de 1928 el prototipo estaba terminado, con el diseño de  Joseph Ledwinka para la carrocería.

Se trataba de un vehículo innovador, mucho más bajo que los producidos en la época, con unos sesenta centímetros menos de altura, gracias a la tracción delantera.  Otro avispado y emprendedor promotor y financiero independiente, Archie M. Andrews, se percató de las posibilidades del vehículo y  en abril de 1929 organizó la New Era Motor, Inc. con sede en Nueva York.  Era solo un cascaron. No había fábrica, ni planta ensambladora. Este visionario ya organizaba sus negocios como tantos especuladores hoy día:  solo el know-how, y que otro se encargara de ensuciarse las manos fabricando.

William V.C. Ruxton aseguró invertir en el proyecto y Andrews le quiso deslumbrar bautizando el coche con su nombre.  Al final, Ruxton desistió y el tema devino en un prolongado litigio que no contaremos aquí.  Entonces apareció la Moon Company y aseguro que fabricaría el Ruxton.  Era noviembre de 1929 y el crack de la bolsa estaba al doblar de la década.  Los de Moon esperaban reflotar la compañía con el revolucionario automóvil.  Negociador increíble, Archie Andrews, logró obtener el porcentaje de control de las acciones de Moon, a cambio de los diseños del Ruxton y los derechos de sus patentes.  El berrinche fue épico: C.W. Burst y sus oficiales se atrincheraron en la planta Moon de St. Louis hasta que Andrews, Muller y su banda irrumpieron con una orden judicial en la mano, pues Muller había sido nombrado presidente de la Moon Company. Entonces todo lo relacionado con el control de Moon fue a parar a las cortes, entre trajes y contrademandas. Pero… ¿y el automóvil?

En semejante vendaval, en junio de 1930, el Ruxton llegó a la línea de ensamblaje de Windsor en St. Louis, Missouri, y a la Kissel Company de Hartford, Wisconsin, pues el Sr. Andrews también había logrado un acuerdo con los hermanos Kissel, quienes en lugar de demandar a Andrews y que la empresa cayera en sus manos, decidieron aceptar la sentencia judicial solicitada. Así, todas las transmisiones Ruxton y conjuntos de transmisión finales serían producción Kissel. Con tanto quebradero y entuerto la endeble tesorería de Moon Company se agotó y las puertas de la fábrica se cerraron el 10 de noviembre, seguida de la quiebra el 15 de noviembre.  A pesar de todo, un total aproximado de 500 vehículos fueron producidos en la planta de Moon, y otros 25 ensamblados en la planta de Kissel.  Estos últimos incluían dos Phaetons especiales para los hermanos Kissel.

Resultaron buenos autos, y sorprendentemente atractivos, sobre todo los sedan debido a sus líneas multicolores. La mayoría de ellos tenían faros Woodlites de ojos de gato y sin estribos, los cuales se dejaron de ver a principios de los años treinta. En el radiador, tapas de llantas y tapacubos grandes había una representación muy bien estilizada de un grifo, mitad águila, mitad león, monstruo de la mitología clásica. Archie Andrews, saltó de Ruxton, Moon y su New Era Motors hacia Hupp Motor Car Corporation en la que asumió la presidencia de la junta directiva, hasta que los tribunales y los accionistas molestos con él lo alejaron. Andrews murió en 1938 y los entuertos legales de Moon Motors continuaron hasta 1965.  Sin embargo, el Ruxton resulto ser una joyita, reconocida por el selectivo Classic Car Club of America como un Auto Clásico.

 

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Jorge Esténger Wong