Sangre de campeón

Creado: Dom, 09/04/2017 - 16:45
Créditos
Ana París
Sangre de campeón

El capricorniano Juan María Traverso, nacido en Argentina, en 1950, un gran emblema del automovilismo en la argentina, después de Fangio, condecorado como mejor piloto de la FIA, ganador de innumerables premios, entre 1972, y 2004, ganó 16 campeonatos nacionales, 46 victorias en Turismo Carretera, de ellas en seis se llevó el título, y 68 victorias en Turismo Competición. Se le conoce como el Flaco ya que pesaba unos 50 kg.

Traverso es el único piloto argentino que ganó durante cuatro décadas, cosechó en total unos 155 triunfos. Sus vecinos aun recuerdan el ruidoso Ford A sin caño de escape que le dio las primeras vueltas por el barrio, cuando Juan María tenía solo 15 años.

En 1989, se conmemoraban 20 años de la epopeya deportiva de los Torino, conocida como hazaña de Nürburgring, en Alemania, que duró 84 horas, y en las cuales tres Torino argentinos estuvieron muy cerca de la victoria. Acotamos que los Torino mencionados se encuentran, uno, en el museo Fangio de la ciudad de Balcarce, otro en manos de un coleccionista privado del Chaco, y el otro permaneció perdido por muchos años, hasta que lo encontraron en un desarmadero de autos, y comprobada la autenticidad, fue adquirido por otro coleccionista que no lo quiere restaurar y lo mantiene así en el mismo estado calamitoso. Existe una réplica de él en un Museo de Buenos Aires.

Volviendo a 1989, Renault argentina construye un Torino para repetir de algún modo la epopeya, poniendo como condición que el piloto fuera el máximo exponente de la marca, Juan María Traverso. El auto se terminó solo dos días antes de la competición, y si bien se puso en pista, no alcanzó a clasificar, con lo cual jamás llegó a la largada, pese a las altas expectativas y a la gran cobertura periodística y difusión que tuvo. El Torino fue un fantasma en la carrera. Un crack, frase típica argentina, corrió 35 años, en 743 carreras.

Juanma aprendió según sus palabras en el viejo auto Ford de su padre, y su primer auto propio fue un Torino destartalado. Sobre si es un deporte o no, él solo afirma que deporte es aquello que te mejora el físico y que piloteando un auto te lo arruinas, respiras gases, el ruido te deja sordo, la columna se te daña, y el calor hace lo suyo, pero afirma que es una pasión que se lleva en la sangre. 

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Ana París