Shelby AC, el bólido que termino el reinado del Ferrari 250 GTO

Creado: Dom, 06/10/2013 - 17:06
Créditos
Jorge Esténger
Shelby AC, el bólido que termino el reinado del Ferrari 250 GTO

En 1959, un empecinado texano logro vencer en la clásica carrera de las 24 Horas de Le Mans, tripulando un Aston Martin DBR-1. Esta victoria encendió su ambición de crear un auto deportivo, ligero, pero con mucha potencia: tanta como para derrotar a los mejores modelos GT de entonces, especialmente al Ferrari 250 GTO.   Tuvo la increíble suerte de que una serie de coincidencias, unidas a su talento, le permitieron llevar a vías de hecho sus planes. Esta es la historia del Shelby, y su creador Carroll Shelby. Veamos.

A principios de los años sesenta la Ford Motor Company estaba deseosa de probar sus nuevos motores de alto rendimiento para retornar al mundo de la competición y luego dominar el mercado con su modelo Mustang.  Al otro lado del Atlántico, en Inglaterra, los hermanos Hurlock buscaban un socio capaz de sacar partido de su carrocería AC Ace, necesitada con urgencia de una buena motorización.  Entonces, el mundo ”era más grande“ y el gran mérito de Carroll fue unir estas opciones y ver la posibilidad de lograr su sueño.

El diseño de esa carrocería se basaba en la atractiva y aerodinámica apariencia del AC Ace Bristol, y se mejoró para darle al auto una apariencia más musculosa, dotándolo de guardabarros más anchos y neumáticos mayores.  El resultado fue uno de los cócteles más explosivos de la historia del automovilismo.  Verdaderos misiles rodantes los Shelby AC Cobra combinaban con excelencia un diseño de carrocería inglés con la descomunal potencia de los motores sobrecargados de ingeniería norteamericana.  El primer prototipo utilizó un motor Ford V8 de 260 pulgadas cúbicas de desplazamiento; compresión de 9.2:1; 260 CV de potencia a 5800 r.p.m. y una caja de cambios Borg & Wagner T4.  El lanzamiento oficial del auto fue en abril de 1962 en el Automobile Show de Nueva York.  Los AC Cobra fueron desde entonces causa de incómodos dolores de cabeza para los autos de su tipo, sobre todo el Ferrari 250 GTO.

El tozudo texano tenía el convencimiento de poder mejorar aún su auto, y lo hizo durante el resto de 1962, mientras cumplía los primeros encargos.  El bautizo de fuego sería en 1965 cuando un Shelby Cobra Daytona coupé venció espectacularmente en el Campeonato Mundial de Fabricantes, sobre la línea de sentencia, al hasta entonces invencible Ferrari 250 GTO.  De esta primera generación de Shelby se produjeron 580 unidades entre 1962 y 1965.

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Jorge Esténger