Sovereing: ¿Daimler o Jaguar?

Creado: Dom, 05/12/2010 - 16:23
Créditos
Jorge Esténger Wong
Sovereing: ¿Daimler o Jaguar?

Con todas las peripecias que hemos tenido en los últimos años en la propiedad de las marcas de automóviles, donde nombres clásicos como Volvo han terminado bajo el control de Geely, es apenas una curiosidad el hecho de que nada menos que Daimler, allá por los años sesenta, estuviera en manos de Jaguar. De este singular hecho se recuerdan modelos como este Daimler Sovereing.

Resulta que en 1960, Daimler perdió gran parte de su personalidad y aunque siguió fabricando el Majestic Major y Limousine con  motor V8 de 4.5 litros de 220 CV y el V8 250 con la misma carrocería que los Jaguar MK 2,la realidad es que poco a poco los Daimler, o bien utilizaron mecánicas Jaguar en sus versiones de carrocerías específicas, como en el caso del DS 420  o pasaron a ser directamente modelos de Jaguar con un equipamiento algo más completo, como es el caso del Sovereing, el cual añadía de serie detalles como el aire acondicionado y las llantas de radios.  En verdad la historia de este modelo comienza en el Salón de Londres de 1966, cuando Jaguar presentaba el 420, modelo que al poco tiempo Daimler presentaría como Sovereign y que estaba claramente inspirado en el S Type. Su parte trasera era muy parecida, aunque un poco más ancha, y su frontal procedía del MK X.

Debajo del capó  se montó el nuevo 6 cilindros en línea de 4.2 litros procedente del E Type de 1964, aunque con un rendimiento algo inferior, pues en lugar de montar los tres carburadores SU de sus hermanos, se utilizaron solamente dos SU H8 quedando la potencia final en 248 CV, según algunos catálogos, y en 245 según otros. Esta solución hizo que se perdiera gran parte de las posibilidades de la culata Straight-Port, aunque a cambio el motor ganó capacidad de respuesta a bajas revoluciones, suavidad de funcionamiento y se simplificó la puesta a punto de la carburación.

El auto era sobresaliente, además, por el excelente confort de sus suspensiones independientes en los dos trenes, con las que se consigue un nivel de confort y un agarre a la calzada claramente mejor que el de su hermano menor, el MK 2, que se contentaba con un simple eje rígido guiado por ballestas en el tren trasero. Como la mayoría de los Jaguar y sus hermanos Daimler, de esa época, el Sovereign no admitía una conducción excesivamente deportiva, debido a los tarados suaves de sus suspensiones, ya que la carrocería toma mucha inclinación en curvas y los neumáticos de perfil alto empiezan a protestar claramente cuando se les fuerza, pero en un tipo de conducción más tranquila, que es la que realmente pide el coche, especialmente con cambio automático, viajar en un Sovereign todavía resulta un auténtico privilegio.

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Jorge Esténger Wong