Camino el próximo Salón de Francfurt, en el mes de septiembre, Volkswagen acelera la puesta a punto del todoterreno T-Roc, que llegará al mercado unas cuantas semanas más tarde.
Por lo pronto el nuevo SUV compacto de la marca alemana no será convertible como el prototipo visto en el Salón de Ginebra 2014, aunque ostentará una práctica carrocería de cinco puertas y la inicial T en su nombre, que remite al Tiguan y Touareg, combinada con la palabra inglesa Rock para denotar su carácter offroad.
Basado en la plataforma MQB del Golf, sus dimensiones son muy similares a las de este último, con 4,23 metros de largo por 1,82 de ancho y 1,54 de alto, lo que le confiere un maletero de 400 litros de capacidad y unas cotas de habitabilidad destacables.
Su distancia entre ejes de 2,58 metros, además de apuntalar su robustez, lo dota de gran agilidad como se pudo comprobar en las últimas pruebas de validación, antes de salir al mercado a finales de noviembre, con cinco motores inicialmente, incluidos tres de gasolina con potencias de 115, 150 y 190 CV.
Entretanto, su oferta diésel contempla dos bloques 1.6 y 2.0 TDI de 115 y 150 CV, como es habitual en la marca con variantes dotadas de tracción total 4Motion y cambio de doble embrague DSG de siete velocidades.
El interior del T-Roc presume de iconoclastia e incorpora decoraciones específicas en colores vivos que llaman la atención, además de añadir un ”cluster“ digital dotado de una pantalla TFT de grandes dimensiones.
En el ámbito tecnológico, los entusiastas más conectados no tendrán nada que echar en falta, pues disfrutarán a bordo de su consola flotante con interfaz Mirror Link y servicio "hotspot WiFi", con múltiples opciones para los usuarios si estos tienen instaladas en sus smartphones las aplicaciones Apple CarPlay y Android Auto.
Así que ya pueden esperarlo con ganas, mientras aún se confirma el lanzamiento del cuarto todocamino de la firma germana, basado en la plataforma del Polo, que debe aterrizar en 2018.