Con sede en la República Checa, la marca Tatra es de las más antiguas en la industria automovilística. Fundada en 1850 ha sobrevivido a todo: espionaje industrial, una Guerra Mundial, al fascismo y al derrumbe del socialismo europeo en los noventa. ¿Cómo lo hizo? ¿Cuáles han sido sus aportes? ¿Cuáles fueron sus principales modelos? Conozca toda la historia tras el salto.
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Ya para 1930, la especialidad de Tatra eran los coches de lujo, técnicamente muy avanzados. En esa década, bajo la dirección técnica del ingeniero austríaco Hans Ledwinka y su hijo Erich, la marca checa empezó a construir coches innovadores para su época y de líneas estilizadas, con un sentido profundamente aerodinámico. El primero de estos modelos fue el gran Tatra T77, de 1934: el primer coche aerodinámico de producción del mundo. Tenía tal fluidez que su coeficiente aerodinámico era de apenas 0.212, una cota que supera, incluso, a la inmensa mayoría de los autos de hoy día.
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Poseía tracción trasera y un motor V8, pero ¡refrigerado por aire!, idea casi rara, pero innovadora. Gracias a ella se empleó ese mismo principio para el Tatra T75, que llevaba un motor de cuatro cilindros, bóxer, refrigerado por aire. Pero las cosas se ponen mejores con el Tatra T97, un adelantado compacto de formas redondeadas, bendecidas por la mágica ”aerodinámica Tatra“, y que llevaba un motor trasero de 4 cilindros, montado en una configuración plana y tracción en el eje posterior.
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Comoquiera que Ledwinka comentaba sus ideas con Ferdinand Porsche, este utilizó varias características de los diseños de Tatra en su Kdf-Wagen de 1938, posteriormente conocido como Volkswagen Escarabajo. Y se desató el infierno. En Tatra sumaron 2+2 y les resultó 4, así que comenzaron un litigio legal contra Volkswagen, compañía que, en 1961, tras años de pleito fue condenada a pagar 30 millones de marcos alemanes de la época, por concepto de daños y perjuicios.
A diferencia de muchas marcas, Tatra mantuvo su producción de autos durante la guerra, siendo sus modelos preferidos por los oficiales alemanes, tras la ocupación de Checoslovaquia. Esto la mantuvo en funcionamiento –y la maquinaria de guerra que producía para el Eje– y algunos mandos alemanes llegaron a prohibir a sus oficiales conducir vehículos Tatra, por la velocidad que desarrollaban. Luego de la Segunda Guerra Mundial, Tatra produjo varios modelos con administración socialista hasta que, con el cambio de los noventa, se suspende la fabricación de automóviles y se concentran los esfuerzos en la línea de camiones. Es, quizá, la única marca de vehículos que ha pasado, desde tan lejana fecha, por tantos avatares, guerras, y sistemas políticos, sobreviviendo a todos.