Toda mi vida en un Chevy

Creado: Lun, 26/07/2010 - 00:55
Créditos
Jorge Esténger Wong
Toda mi vida en un Chevy

Santa Sánchez Rodríguez conduce desde 1989 un bello Chevrolet convertible alrededor del cual giran muchos de los principales acontecimientos de su vida y familia. Lo vio por vez primera en un pueblo llamado Ceiba Mocha –provincia de Matanzas, a unos 100 km al este de la Ciudad de La Habana– y tanto la impresionó el auto que no pudo reprimir un criollo ¡Ñoooo!

Había llegado hasta allí con un tío español que se encontraba visitándola en aquel entonces y miren que fuerte sería su exclamación que a modo de regalo y como absoluta sorpresa el tío arregló la compra del impecable Chevrolet.  Quedaba así zanjada, además, una buena disputa que llevaban dos hermanos que no acaban de decidir cuál debería quedar con el auto luego del fallecimiento del padre, primer y único dueño del vehículo.  Desde entonces el hidalgo convertible ha estado presente en la vida de Santa, en las buenas y en las malas.

El Chevy ha sido parte inseparable de su vida, y aún cuando en la familia hay otros automóviles  el distinguido convertible es el preferido de todos y el escogido para vivir los momentos cumbres de la vida.  Fue testigo de su divorcio y luego protagonista de su matrimonio, otra vez con el mismo esposo de toda una vida.  Es una tradición que existe en Cuba y que le da especial significado a los autos de época, imbricándolos así en las más diversas facetas de la vida diaria de cualquier cubano.

Las parejas utilizan autos de época para desplazarse hasta el lugar donde se realizará la ceremonia.  Los vehículos –bellamente engalanados para la ocasión– hacen un recorrido por la ciudad, mientras suenan sus bocinas llamando la atención y la admiración de todos a su paso.  A partir de ese momento el Chevrolet ha sido el ”Vehículo Oficial“ de la familia.

En él se han celebrado las fiestas de quince y los matrimonios de sus dos hijas y ya la historia llega hasta la tercera generación, pues una de sus nietas –a quienes vemos en las fotos de este trabajo– ya celebró ”sus quince“ en el ”mágico carro de abuela“, como llaman a este Chevrolet de ensueño. Tanto entusiasmo despierta la máquina entre ellas que la acompañan a todos los eventos en que participa con el auto y una de sus hijas es el copiloto en los Rallyes anuales de la Escudería ”A lo Cubano“ –organización de autos antiguos y clásicos de la Ciudad de La Habana a la cual pertenece–, siendo la única tripulación íntegra de mujeres.

Así, es fácil entender la pasión de Santa por su Chevy.  Todos estos años ella ha estado pendiente de sus arreglos y cuidados, aunque refiere haber pasado pocos dolores de cabeza.  Solo una vez ha reparado su motor y la carrocería.  Dos veces lo ha debido pintar y hoy mantiene un grado de originalidad impresionante, siendo sus agregados principales los originales que vinieron de fábrica con el automóvil, sin haberlos cambiado en todos estos años.  ¿Sustos?, claro que los ha pasado como todo chofer. 

El mayor hace apenas unas horas y luego de mi entrevista inicial para este trabajo.  Se encontraba con sus nietas y su hija esperando la largada del Rallye de la Regularidad de la Escudería ”A lo Cubano“ de este año 2010 y la despedí deseándole la mejor de las suertes.  Luego supe que había sufrido desperfectos durante la ruta: los frenos le fallaron en una céntrica esquina de La Habana.  Sus muchos años de experiencia le ayudaron a salir del atolladero, pues su Chevy tiene la transmisión automática original PowerGlide y sabemos por tanto que en una situación así solo se puede apelar a la emergencia (freno de mano).  Con todo y sus años al volante –el Rallye no es de velocidad, sino de regularidad– es de premiar la sangre fría para no perder los nervios, tirar de la palanca convenientemente y luego incluso cumplir el recorrido previsto llegando a la meta.
 

Créditos
Jorge Esténger Wong