La noticia como tal no es noticia desde que casi todos (si no es que todos) la anticipábamos, pero Toyota volvió a coronarse como el principal fabricante automotriz del mundo por cuarto año consecutivo. Los problemas que enfrentó el grupo alemán Volkswagen en 2015, sin duda, lo ayudaron, pero nada quita que el coloso japonés fuera esta vez la única firma que superó la barrera de los 10 millones de autos vendidos en 2015.
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Pese a que sus entregas mundiales retrocedieron casi un uno por ciento respecto al 2014, incluyendo los resultados de sus filiales Hino y Daihatsu, Toyota alcanzó a comercializar el año pasado 10,15 millones de vehículos frente a los 9,9 y 9,8 millones dados a conocer por Volkswagen y la estadounidense General Motors (GM), respectivamente. Desde que conquistó la cima del podio en 2008, desplazando a GM, a raíz de la crisis financiera global, la empresa con sede en la prefectura de Aichi la ha conservado, salvo en el año 2011, cuando un potente sismo y un tsunami afectaron su producción al devastar el noreste de Japón.
No obstante, Toyota no se relaja y para asegurar su quinta victoria consecutiva ya estudia la vía de mejorar su posición en mercados emergentes como la India a través de una alianza con Suzuki. Aunque expertos señalan que también podría comprar el resto de Daihatsu, en el que tiene una participación del 51 por ciento, lo que le daría control pleno sobre el fabricante líder de coches pequeños en Japón y de vehículos compactos en Indonesia y Malasia.
La empresa planea lanzar también el primer compacto Prius rediseñado en casi siete años, con lo que mejoraría la eficiencia en el consumo de combustible de su híbrido más vendido, además de añadirle varias funciones de conducción autopilotada como el freno de emergencia automático.
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Para el 2016, Toyota ya avisó que espera vender unos 10,11 millones de unidades en todo el mundo, aunque varios especialistas consideran esa previsión conservadora.