Vespa 400, la avispa mayor

Creado: Sáb, 06/05/2017 - 12:52
Créditos
Jorge Esténger Wong
Vespa 400, la avispa mayor

La marca de la avispa es mundialmente reconocida en el sector de las motocicletas y scooters, por fortaleza y rendimiento.  Lo que pocos conocen –o recuerdan- es que alguna vez fabricó automóviles.  Esta es la historia del Vespa 400: la avispa mayor.

Justo después de la guerra, en 1947, Piaggio sacó al mercado en 1947 unas motos muy pequeñas y robustas.  Las llamó Vespa y fueron un gran éxito en la Europa de la posguerra.  Para mediados de la década de los cincuenta los negocios iban bien.  El auto europeo parecía destinado a ”secar el Atlántico“ y dominar el mercado norteamericano.

Piaggio creyó que era el momento de construir un automóvil, basado en la mecánica de las célebres Vespa.  Compra el desarrollo de un mini-auto hecho por SIATA y decide producirlo fuera, para escapar del dominio de FIAT en el mercado italiano. Van a Francia, donde ya se ensamblaba la moto Vespa, desde 1951.  

El vehículo resultó un pequeño cupé de dos puertas, con la cuestionada configuración 2+2, y carrocería monocasco, de 3 volúmenes. El interior, tenía dos asientos delanteros y dos pequeñas plazas traseras, sólo válidas para niños o equipaje.  Era tan modesto que, al principio, las ventanillas eran fijas.

El modelo se llamó ”Vespa 400“, por su motor trasero, de dos tiempos, y casi 400 centímetros cúbicos de cilindrada.  Como todo motor de dos tiempos, necesitaba mezclar aceite y gasolina. Al principio, el conductor hacía la mezcla manual, luego se integró un mezclador semiautomático.  Ofrecía una potencia de 12 CV a 4,350 rpm, velocidad máxima de 93 km/h, y un consumo moderado: menos de 5 litros/100 kms. La refrigeración era por aire. La transmisión era manual, de 3 velocidades con barra al piso y la primera no sincronizada.  La suspensión era independiente en las cuatro ruedas, algo avanzado para la época.

Se fabricó en Fourchambault, al sur de Paris, y a su presentación oficial -en el lujoso restaurant Pré Catelan, cercano a Paris- asistieron los conocidos pilotos Jean Behra, campeón francés, y Juan Manuel Fangio.

El primer año las ventas fueron buenas, de unas 12,000 unidades. Todo ayudó: la crisis del Canal de Suez, disparó los precios de la gasolina.  Los expertos, elogiaron la calidad de la suspensión y de los frenos y, además, la garantía era generosa, de un año o 50,000 kilómetros.  Así, se logró colocar cerca de 1,700 unidades en los Estados Unidos.

Fatalidad.


En 1959 aparece el Austin Mini, que revolucionó la industria. Los días del Vespa estaban contados.  En 1961, las ventas no alcanzaron las 2,000 unidades. En 1962, la fábrica es vendida a Simca.  Se habían producido casi 31 000 unidades. 

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Jorge Esténger Wong