Wanderer W250 1935, desconocido compañero de Audi

Creado: Sáb, 21/11/2015 - 14:50
Créditos
Jorge Esténger Wong
Wanderer W250 1935, desconocido compañero de Audi

Las marcas alemanas gozan de un merecido prestigio en la industria automotriz. Hoy, tienen renombre Mercedes, BMW, Porsche o Audi. Pero este logro se debe a un largo camino, en el cual existieron excelentes fabricantes que, por diversas razones, no llegaron a nuestros días. Este es el caso de nuestro protagonista de hoy: Wanderer, miembro de Auto Union.

Surgida en fecha tan temprana como 1912, Wanderer resulta una de las pioneras mundiales de nuestra industria automotriz. Su nombre deriva de su significado en alemán: andarín, vagabundo. Y ese era el espíritu de los vehículos producidos por marca, con un toque humano de sencillez y bohemia. Durante esos primeros años, los Wanderer resultaron unos automóviles resistentes y duraderos.

Para 1927, se inaugura la nueva fábrica en Siegmar, concebida para la producción en cadena. Sus directivos, al avizorar los duros años treinta, supieron ajustar la producción a lo que el mercado iba comprando. Lograron, en 1930, que Ferdinand Porsche les diseñara un motor de seis cilindros que sería la piedra angular en su próxima fusión con Auto Unión, el 1 de enero de 1932. Con esto se determinaron los segmentos de mercado correspondientes a Audi, DKW, Horch y nuestra Wanderer.

En el reparto, a esta última compañía y a Audi les correspondió compartir el mencionado motor de seis cilindros. A partir de entonces este motor sería la base todos los modelos de Wanderer, hasta su desaparición. Se hicieron versiones a diferentes cilindradas y potencias, con la misma arquitectura base, las cuales equiparían desde los W21 hasta los W50, incluyendo nuestro W250.

Aún hubo que esperar a septiembre de 1934 para que se comercializase el motor de 2.3 L, que es el que emplea nuestro Wanderer. Entregaba 50 CV a 3 300 rpm e impulsaba al ”humilde andarín“ hasta 105 km/h. En el estilo de su carrocería se percibe que la calandra y el parabrisas van algo inclinados, para favorecer la aerodinámica. También muestran esa tendencia a los faros Bosch tipo obús, en tanto que los brillos de los cromados reflejan la influencia de los coches americanos de la época. Se aprecian, en su frontal curvo, los cuatro anillos de Auto Union y, para marcar la diferencia, el escudo de Wanderer, cuyos colores verde y blanco son los de la bandera de Sajonia. Aún más, sobre el tapón del radiador se incluye la «W» inicial de la marca, que desde septiembre de 1930 distinguía a los Wanderer. Por último, inserciones de madera en la zona superior de las puertas y en el salpicadero añaden un toque de refinamiento a este modelo.

Con la serie W250, Wanderer elevó su categoría. Estuvo en producción apenas un año, pero todas sus 1 035 unidades fueron colocadas en el mercado. De hecho, su versión descapotable destaca por la elegancia de su carrocería y por contar con un habitáculo vistoso y equipado. También sobresale la finura de su motor de seis cilindros, que aporta calidad a su marcha. Por ello, resulta contradictorio el gris eclipse de esta marca. Su fábrica quedó destruida en 1945, sin que jamás se intentara su reconstrucción. Sucedió algo curioso, la mayoría de sus directivos se trasladaron a la Alemania Federal luego de la guerra y allí reflotaron a DKW, otra de las marcas de Auto Unión, cuya fábrica se encontraba en Dusseldorf. Al momento de su desaparición Wanderer era la segunda en ventas dentro del grupo, éxito al que ayudo este bello modelo: el W250.

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Jorge Esténger Wong