La espectacular Avenida del Parque Almendares

Creado: Lun, 04/03/2019 - 10:37
Autor: Leonel Nodal
Avenida del Parque Almendares

Los habaneros la llaman Avenida del Parque Almendares, pero si uno se fija con cuidado a lo largo de su recorrido ese nombre brilla por su ausencia.

Los visitantes foráneos que rentan un auto y deciden descubrir por su cuenta los secretos de la capital cubana, se quedan asombrados cuando siguiendo su instinto, o por indicación de algún residente, encuentran la angosta vía que atraviesa el Bosque de La Habana.
 
Realmente es asombroso verse sumergido de repente en un ambiente de selva tropical húmeda, de altos y frondosos árboles, de los que cuelgan verdes enredaderas, en medio de la ciudad, a solo unos pasos de su compacta urbanización, del ajetreo callejero y el ir y venir de los autos, casi de un salto, tras un súbito desvío.

Hay varias vías para llegar a ese salto ambiental. El más brusco quizás sea cuando uno recorre la ciudad de este a oeste, pasa sobre el puente del río Almendares que va de la calle 23, en el Vedado, a la Avenida Kohly o la 41, ambas a la entrada del municipio Playa, y tiene un vistazo fugaz, desde la altura, de la verde zona boscosa que puebla las márgenes del río, a ambos lados del puente.

Si toma la decisión de dar la vuelta, volver de regreso, poco antes de subir al puente, una angosta vía lateral desciende casi verticalmente y lo lleva a una estrecha ruta pavimentada de doble vía, en la que a duras penas caben dos autos, que muestra a la izquierda el espectacular paisaje selvático de variados tonos de verde, en los que se filtran los rayos de sol, en misteriosos contrastes de luz y sombra.

Avenida del Parque Almendares

Uno siente deseos y necesidad de ir despacio, pero es difícil. Muchos automovilistas escogen esta ruta para ganar tiempo, cruzando en diagonal, de norte a sur, del Vedado hacia las avenidas 26 o 51 que conectan con la ruta que lleva al Aeropuerto, la avenida Boyeros o con la Vía Blanca, la salida hacia la región industrial del este de la ciudad, la zona portuaria y, más allá, las playas.

El viaje, sin embargo, es un paseo refrescante, de ensueño, y los que tienen tiempo buscan estacionamiento en alguna orilla o en la pequeña plazoleta adoquinada, próxima a otro puentecito de piedra que cruza el río Almendares, desde donde se puede emprender un paseo a pie, adentrarse en los senderos que cruzan el bosque, reposar, extasiarse con la naturaleza y el canto de los pájaros, y tomarse una foto.

Los aborígenes cubanos llamaban al río Casiguaguas y –según historiadores– realizaban fiestas y ritos religiosos en sus márgenes y aguas, entonces limpias, libres de la contaminación de vertederos industriales, sujetos hoy a un control riguroso, pero aún insuficiente, aunque ya se aprecia mayor limpieza.

Bosque de La Habana

En la actualidad, practicantes de religiones afrocubanas, en particular de la Regla de Ocha o santería, celebran el tradicional bautizo y otras ceremonias en sus aguas, en particular de homenaje a la orisha del panteón yoruba Oshún, las que a menudo se pueden contemplar a cualquier hora del día.

La idea de aprovechar las márgenes del río para desarrollar un parque, se manejó por primera vez en 1912 por el publicista Carlos de Velasco, poco tiempo después de inaugurarse el puente de la Avenida 23.

El proyecto retomó fuerza poco antes de 1930, durante las labores de urbanización y embellecimiento de La Habana encargadas al arquitecto y paisajista francés Jean Claude Nicolas Forestier por el gobierno de Gerardo Machado, pero quedó en el papel y volvió a ser postergado en la década de 1940, durante el mandato de Ramón Grau San Martín.

En 1959, poco después del triunfo de la Revolución, se construyó finalmente el Parque Almendares, a la sombra del puente y en un tramo de las márgenes del río, donde se edificaron áreas de juegos infantiles, una cafetería, un anfiteatro para piezas de títeres, espacios para merendar, descansar y leer, así como un paseo de botes.

Recorrido de la Avenida del Parque Almendares

El nombre de las vías de acceso sigue siendo una curiosidad. Desde la calle 7ma. en Miramar, a la subida o bajada del llamado Puente de Hierro sobre el Almendares, nace una calle que remonta la barriada de Miramar hacia el Vedado, bordeando el río, identificada como Ave. 47, rodeada por edificaciones a ambos lados, hasta llegar al parque situado bajo el puente de 23, que cruza, y ya entonces se convierte en la ruta llamada popularmente Avenida del Bosque.

La otra entrada parte de la fachada del Parque Zoológico situado en la avenida 26, en el Nuevo Vedado, y remonta el lado opuesto de la barriada, subiendo una empinada elevación con el nombre de Avenida del Zoológico, hasta descender, después de cruzar la calle 40 y desembocar en una pequeña rotonda, que luego de circunvalarla sigue adoquinada y se adentra en el bosque hasta el pequeño mirador situado al otro lado del pequeño puente de piedra.

Ninguna señal de tránsito la identifica como Avenida del Parque Almendares, pero nadie le negará ese nombre.

Miles de automovilistas así lo atestiguan, al igual que numerosas parejas de enamorados, que alguna vez se besaron emocionados en su trayecto, ante la belleza de un paisaje que evoca el Jardín del Edén de Adán y Eva.

Etiquetas

Sobre el autor

Corresponsal y periodista de Prensa Latina.