Audi, quien tiene una de las mecánicas mejores del mundo, quiere renovar el ya famoso y súper eficiente R8 que vio la luz hace dos años. Aunque la marca de los cuatro aros se ha destacado en el desarrollo del motor diesel, con victorias en las dos últimas ediciones de las míticas 24 Horas de Le Mans, se decidió por un propulsor de gasolina. Este ha minimizado los 420 CV de la versión anterior y será muy similar al que utilice Audi en las carreras de la categoría GT3 en la temporada 2009.
El propulsor es un V10, diez cilindros en V, atmosférico con inyección directa (FSI), de 5.2 litros de desplazamiento, doble árbol de levas en cabeza (DOHC) y cuatro válvulas por cilindro (40 en total). Entrega una potencia de 525 CV, lo que representa una eficiencia de 101 CV por litro de cilindrada.
Transmite a las cuatro ruedas (tracción total) por medio de una caja automática secuencial de doble embrague (R-Tronic), con mandos detrás del volante, de siete velocidades. La velocidad punta es de 316 km/h, con una aceleración de 0 a 100 km/h de 3.9 segundo. El consumo de combustible, de 13.7 l/100 km, es relativamente bajo si tenemos en cuenta sus prestaciones.
En las transformaciones exteriores destacan, las tomas de aire verticales situadas detrás de las puertas (que son más anchas), el sistema de luces completo a base de led’s (algo inédito en un auto), las llantas de aleación de 19 pulgadas y diez rayos y el sistema de escape de dos salidas (la versión anterior contaba con cuatro). Su precio frisará los 157 900 euros.