Otra estremecedora final se produjo en la pista del aeródromo Maravilla Roja de la occidental capital artemiseña, cuando un Chevrolet 1955 y un Porsche 1980 disputaron la prueba más rápida de aceleración en la distancia de 200 metros. Desde la propia arrancada ambos bólidos ofrecieron metro a metro una demostración que arrancó las exclamaciones y aplausos de los miles de asistentes al Festival Recreativo organizado por la Federación Cubana de Automovilismo (FAKC) y el gobierno del territorio.
El Porsche rojo de Carlos Álvarez Sánchez – ganador el pasado año en el tramo de 400 metros – y el Chevrolet rojiblanco de Reynaldo López García (Los Tito), considerados dos de los coches más veloces de la isla, se enfrascaron en un duelo inolvidable. En las cámaras situadas en la línea de meta no se pudo precisar ni siquiera un pelo de ventaja y los cronómetros marcaron idéntico tiempo de 8 segundos exactos.
Tras esos instantes de alta tensión, la enorme muchedumbre invadió completamente la pista para festejar junto a los dos pilotos, y muy atinadamente la dirección de la FAKC decidió poner punto final a la competencia. Con el supremo propósito de garantizar una máxima seguridad en la instalación, debió suspenderse la prueba de 400..jpg)
Antes de tomar la partida los dos bólidos ganadores del Club del Automóvil de La Habana, se produjeron algunos aceptables cronos del Peugeot 205 (mecánica diesel) de Gabriel Gallardo Aguilera (11,663), el Lada 2107 con Fidel Risquet Herrera (11,822) y su compañero de escudería Julio César Soler (Lada 2106- 12,384).
Sorprendió que un Moskvich 2104, también de fabricación rusa, estampara mejor tiempo que un Hyundai o un Mitsubishi Lancer.
Con el mismo interés los varios miles de espectadores presentes observaron la batalla contrarreloj de potentes motos Honda, Susuki y Kawasaki en los 600 y 1000cc. Casi todos emplearon menos de 8 segundos y fracción en los 200 metros, destacándose Alfredo Molina, Jorge Junco y Alexander Reyes.
Para la Federación Cubana, que ya conoce toda la popularidad y poder movilizativo que tienen las lides de autos, constituye un reto que en lo adelante cada una de las reuniones convocadas cumplan su programa íntegramente. La propia afición y los amigos de los deportes con motor tendrán que contribuir en buena medida al futuro de esta actividad..jpg)