En un mundo en el que con el tiempo pagamos más por todo, afortunadamente pensar y ser imaginativos –de momento– es gratis. Si no, sería complicado ver conceptos de vehículos lejos de los recursos de los que disponen fabricantes y preparadores. Nos estamos refiriendo a los futuros ingenieros, las futuras cabezas pensantes que diseñarán nuestros vehículos en unos años.
Es el caso de Borys Dabrowski, un estudiante de diseño que para su proyecto fin de carrera creó el que podría ser el superdeportivo de hidrógeno del año 2030. El Bizzarrini Veleno Concept toma su nombre prestado de Giotto Bizzarrini, diseñador e ingeniero del Ferrari 250 GTO y una inspiración para Dabrowski, y de la rana dardo venenosa (en italiano, Veleno).
Su diseño futurista da lugar a unas líneas ”orgánicas“, muy redondeadas, presididas por una gran superficie acristalada que cubre el habitáculo y por las largas y afiladas ópticas en el frontal. Los elementos estructurales del Veleno están construidos en un novedoso material llamado ‘centrAL’, una mezcla de fibra de vidrio, grafito y aluminio, muy ligero y resistente al mismo tiempo.
Al margen de su espectacular diseño, llama mucho la atención la alternativa que ofrece para moverse. El Bizzarrini Veleno Concept prescinde de las ruedas y emplea una serie de rodillos omnidireccionales que, como ventaja, permitirían moverse lateralmente.
El superdeportivo creado por Borys Dabrowski no es más que una recreación de lo que podría ser el vehículo del futuro en 2030, combinando un diseño inspirado en los modelos de Giotto Bizzarrini con la supuesta tecnología que tendríamos dentro de 20 años. Los eléctricos avanzan lentamente en nuestra sociedad, pero ya podemos avecinar el que podría ser el futuro de verdad, los vehículos impulsados por hidrógeno.
El Veleno Concept usa una célula de hidrógeno para mover un motor eléctrico –en posición central trasera– y que es generado por fuentes alternativas como las algas o materia orgánica. BMW i8, Infiniti Emerg-E y compañía, ¡temblad!