BMW Turbo 1972, un Concept Olímpico

Creado: Sáb, 26/11/2011 - 18:51
Créditos
Jorge Esténger Wong
BMW Turbo 1972, un Concept Olímpico

Alemania, como todos sabemos, fue la sede en 1972 de unos convulsos Juegos Olímpicos con sede en la ciudad de Múnich. Amén de la desafortunada historia de los incidentes violentos que han perdurado en la memoria, existieron notorias actuaciones deportivas y eventos atractivos e interesantes como fue la presentación, en especial para los Juegos Olímpicos, del prototipo más radical en la historia de BMW, el Turbo Concept.

En efecto, el BMW Turbo Concept incorporaba, apenas al comienzo de los años setenta, criterios extremos de diseño y comportamiento, convirtiéndose en un icono a seguir en futuros modelos de la marca. En ese año, 1972, asombraría al mundo por su imagen feroz e implacable, y sus prestaciones, muy anticipadas a su época. El BMW Turbo fue una creación acreditada a Paul Bracq, quien pudo hacer confluir, en una rara simbiosis, la excelencia exquisita del diseño italiano con el absoluto carácter alemán. La típica parrilla BMW se enmarcaba, con toda elegancia, en un agresivo frontal, mientras las puertas de alas de gaviota hacían honor al mítico modelo de Mercedes, en una ruptura con los esquemas tradicionales de BMW. Todo ello aportaba gran frescura al diseño integral del vehículo.

La mecánica del BMW Turbo era muy vanguardista, con protagonismo para el apartado motor. Allí una máquina de cuatro cilindros en línea y 1 990 cc, dos litros, de desplazamiento lograba la descomunal cifra de 280 CV de potencia máxima. Fue el despegar definitivo del empleo de turbo-alimentadores para mejorar el rendimiento de los motores, solución que se hizo necesaria ante la conocida crisis de los precios del petróleo de esos años, la cual obligó a los fabricantes a reducir el tamaño de sus motores. Con esta configuración el BMW Turbo homologó la cota de 245 km/h de velocidad máxima.

Pero si todo lo anterior resultaba sobresaliente, el interior del vehículo complementaba con creces la imagen agresiva y dinámica del exterior. Con un criterio basado en la aviación de combate, la pizarra del BMW Turbo venía abarrotada de instrumentos, y un amplio paquete de seguridad pasiva permitía entrever los nuevos estándares que se alcanzarían en este aspecto en apenas unos años. La impronta del BMW Turbo Concept fue tan marcada que le valió a Paul Bracq el premio al mejor Concept de ese año 1972, y dejó sus huellas en modelos posteriores como el M1, el Z1 o la posterior Serie 8. Solo se produjeron dos unidades.

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Jorge Esténger Wong