No en vano ya lo apostillaba el presidente de la división china de VW, Winfried Vahland: ”Como locomotora de la economía mundial, China sigue creciendo a gran velocidad“. Y la verdad es lo hace a un ritmo frenético. Rebasado el tercer trimestre del año el gigante asiático se reafirmó como el nuevo paraíso automotriz.
Tal es así que allí las ventas de vehículos ascendieron a 9,66 millones de unidades durante los primeros nueve meses del año, con un alza del 34% frente al mismo periodo del 2008; siendo septiembre el séptimo mes en que las nuevas matriculaciones excedieron los 1,1 millones, incentivadas por los recortes fiscales y el plan de estímulo gubernamental que apoya el consumo doméstico frente a la crisis económica mundial.
En septiembre, sin más, la efervescencia del mercado chino se disparó a 1,33 millones de unidades, para registrar un crecimiento del 78% respecto al mismo lapso del 2008, ampliando aún más su ventaja sobre el mercado de Estados Unidos, que solo entonces ha llegado a totalizar los 7,85 millones de entregas en lo que va de año.
Para ilustrarlo mejor aún, SAIC Motor Corp, la principal automotriz de China, declaró que sus ventas seguían subiendo, con un alza del 47% en los primeros nueve meses del 2009, mientras reportes similares eran emitidos por casi todos los activos del rubro, incluyendo a Geely Automobile, Dongfeng Automobile y las filiales de General Motors y Volkswagen.
Precisamente el consorcio de Wolfburgo registró un nuevo récord mensual de ventas en el gigante asiático, su principal mercado, al comercializar 150 000 vehículos, gracias al éxito de modelos como el Lavida, el New Bora y el Audi A4.
De hecho, el grupo alemán ha vendido ya más vehículos en China que en todo el 2008, superando el millón de entregas durante los primeros nueve meses del año, con un crecimiento del 37%, para sentar otro máximo histórico.
No por gusto, ya lo señaló otro responsable de la compañía, Horst Neumann: VW prevé inyectar unos 4 000 millones de euros a sus operaciones en China entre 2009 y 2011, para desarrollar nuevos modelos y expandir las capacidades en sus fábricas de Nanjing y Chengdu. Pues en medio de tanta crisis, no hay mejor asidero ni más tabla de salvación. El verdadero milagro está allí.