El Malecón: la más famosa vía de La Habana

Creado: Dom, 15/10/2017 - 15:23
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Por Leonel Nodal
El Malecón: la más famosa vía de La Habana

Ningún otro sitio permite conocer mejor a La Habana y su gente, el presente y el pasado de una ciudad próxima a cumplir 500 años de fascinantes historias, que esa ancha avenida tendida a lo largo del litoral, protegida por el rústico muro de concreto que desafía las olas y sirve de sitio de reposo para los paseantes.

A lo largo de sus ocho kilómetros, de día y de noche, desde el amanecer húmedo salpicado de salitre al abrazante mediodía; en las espectaculares puestas del sol, rojo como bola de fuego, acostado sobre brumas  violáceas y la blanca espuma del horizonte; a cualquier hora, vecinos de las cercanías y peregrinos  de todo el mundo acuden al Malecón para pasear al ritmo de la ciudad y retener en una imagen un recuerdo imborrable.

La vida de esta Ciudad Maravilla del siglo XXI creció a la par del Malecón, de este a oeste, desde el colonial Centro Histórico hasta la moderna barriada del Vedado y la entrada al túnel bajo el Almendares, que la conecta con el aristocrático Miramar.

Barrios de la zona norte de la capital cubana, protegidos por el Malecón, fueron víctimas en el pasado septiembre del azote del huracán Irma.

Las olas se alzaron sobre los 10 metros, saltaron por encima del muro y el agua de mar penetró cerca de medio kilómetro. En algunos lugares del Vedado socavó el pavimento de la ancha vía.

Durante algunas horas, Irma borró del horizonte al simbólico Malecón de La Habana, que una vez más reveló su papel estratégico para el tráfico entre sus zonas de mayor dinamismo económico y turístico.

Irma puso de relieve una de las razones que motivaron la construcción del afamado muro. Según historiadores, a principios del siglo XIX el calor veraniego en la próspera urbe amurallada, que ya tenía más habitantes que Boston, New York o Filadelfia, determinó a sus residentes a buscar alivio en el litoral situado al oeste de la ciudad.

A partir de 1819 se puso en práctica el llamado ”ensanche de extramuros“. Comenzaron a abrirse paso hacia la costa de arrecifes batida por las olas y los frescos vientos del Norte en los meses de junio, julio y agosto. Los rústicos caminos abiertos, sin embargo, eran arrasados en el período invernal.  

Hubo que esperar hasta el 6 de mayo de 1901, cuando comenzaron las obras del Malecón, dirigidas por los ingenieros Mr. Mead y su ayudante Mr. Whitney, durante el Gobierno Interventor de Estados Unidos, dirigido por el General Leonardo Wood. El 20 de mayo de 1902, al cesar la ocupación solo se habían construido unos 500 metros.

La segunda sección, mucho más complicada, se inició en 1902 y completó en 1921. Al final de este tramo se incluyó el Monumento a las Víctimas del USS Maine, cuya explosión sirvió de pretexto para la intervención norteamericana, en 1998, que frustró la guerra de Independencia frente a España.

La construcción del Malecón se prolongó hasta 1958, cuando fue conectado a la entrada del túnel que desemboca en la Quinta Avenida de Miramar.  A lo largo de más de tres décadas la obra fue objeto de turbios manejos por los gobiernos de turno, que la utilizaron con fines electorales.

La avenida, cuyo nombre oficial es Antonio Maceo, se conectó también desde el Castillo de la Punta con la Avenida del Puerto. Por esa ruta se llega a la carretera de Guanabacoa, que circula hasta la Vía Blanca y va directo a la Ciudad de Matanzas.

Desde el área del Castillo de la Punta también se puede entrar por el Malecón en el Túnel de La Habana, que sale al otro lado de la bahía a la carretera Monumental, que da acceso a las playas del este capitalino y sigue hsta Matanzas, para facilitar el arribo al famoso balneario de Varadero.

La indispensable ruta capitalina es la vía de escape por excelencia de los habaneros para desconectar, disfrutar en la libertad que infunde el paisaje marino de alegres días y noches de paz, amistad y amor.

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Por Leonel Nodal