El 30 de mayo de 1902 se recuerda en Santiago de Cuba como el día en que rodó el primer automóvil por las calles de la ciudad. Fue un hecho histórico que recoge en sus crónicas de la época el escritor Carlos Forment en un texto que describe el acontecimiento local.
El automóvil en cuestión era de origen estadounidense y de la desaparecida marca Locomobile (en inglés) que los cubanos la tradujimos como un carro ”Locomóvil“. Causó sensación entre la población, que al ver un coche que andaba sin caballos, lo llamó ”coche endiablado“.
Según recogen las crónicas de Forment, el auto fue traído directamente de Nueva York a mediados del año 1890 por el señor Charles Brooks y Galo. Este ”Locomóvil“ era una especie de coche sin caballos, con dos asientos en el centro. El motor iba colocado debajo de los asientos.
Como todo coche, tenía cuatro ruedas, aunque cubiertas con neumáticos, dichas ruedas estaban provistas de rayos de alambre grueso, similares a los de una bicicleta, y en sentido general lucía muy ligero ya que su motor impulsor no debía tener mucha potencia.
El motor era a vapor y el conductor lo manejaba con una palanca desde el centro del automóvil, pues iba sentado en uno de los asientos. De acuerdo a lo escrito por Forment, el artefacto hacía mucho ruido al andar, lo que daba miedo a los viandantes y espectadores.
Se asegura que el único trayecto que podía recorrer, ya que era el mejor empedrado de esos tiempos, era por ”la calle Marina, torciendo luego por San Juan Nepomeceno hacia Enramadas y desde ahí hasta el Campo de Marte“ dice un texto de la época.
Cuando el ”Locomóvil“ andaba por las calles, en medio del ruido del motor y el susto de los transeúntes, los más fastidiados le gastaban burlas o le gritaban improperios, mientras los muchachos callejeros no perdían la oportunidad de apedrear al endiablado artefacto.
Cien años después, para conmemorar el centenario de la llegada del automóvil a Santiago de Cuba, se llevó a cabo el Rally de ”Las 200 Millas de Santiago“, paralelo a la feria Expo-Caribe de 2002. En ese Rally desfilaron autos clásicos, antiguos y modernos.
Yo, como periodista, participé con un Peugeot que presentó en esa oportunidad sus últimos modelos. En el recorrido por la ciudad, se transitó por algunas de las calles que una centuria antes había cruzado el ”Locomóvil“ en su andar por Santiago de Cuba.
