El Smart, un pequeñín que reta a los gigantes

Creado: Dom, 17/04/2011 - 09:27
Créditos
Jorge Esténger Wong
El Smart, un pequeñín que reta a los gigantes

Con varios años ya entre nosotros este pequeño vehículo se ha ganado un sitio en la historia del automóvil y aún le queda mucho camino por recorrer.

Nacido con el tiempo

Todo, en este carismático cochecito, resulta singular, desde la misma génesis de su concepción. El pequeño Smart es fruto, nada menos, del acuerdo de colaboración entre el fabricante de relojes SMH (Swatch)  y Mercedes-Benz. Hasta donde tengo conocimiento, no recuerdo una alianza tan sui generis en la historia del automóvil y, en verdad, se logró un vehículo donde la precisión de Swatch y la ingeniería de Mercedes armonizan en un producto único.

Precisión y fiabilidad: calidad superior

Así nació, en 1998, el simpático Smart enfocado a los jóvenes, pero también a quienes desearan una opción inteligente sobre tantos autos convencionales y parecidos que llegan al mercado cada año. Tras muchos problemas en su fase de desarrollo, donde hasta un inoportuno alce se cruzó en su camino, el vehículo llegó por fin a las calles luciendo sus principales fortalezas: reducido tamaño, espectacular aprovechamiento del espacio y un conseguido nivel de seguridad, todo lo cual lo convierten en el vehículo ideal para desenvolverse entre el tráfico urbano. Los años transcurridos han ratificado los criterios de su concepción, su nivel de seguridad y calidad apenas nos han dejado escuchar quejas o llamadas a revisión. En los test de choque de la EuroNCAP, el Smart ha conseguido resultados realmente sorprendentes. Muchos aseguran que el secreto de su éxito reside en la cápsula Tridion, una célula de seguridad que rodea el habitáculo y que es muy rígida. Esta célula, descansa sobre una plataforma tipo sandwich en la que se ubican todos los elementos mecánicos.

Prestaciones y funcionalidad al máximo en el menor espacio

La carrocería está realizada en materiales plásticos reciclables en su absoluta totalidad y fácilmente intercambiables, para que de variar el color del Smart sea más sencillo. El motor también es muy curioso, y en su momento muy poco común. Hablamos de un tri-cilíndrico en línea de apenas 599 cc, ayudado por un turbocompresor con overbaast, doble encendido, ubicado de forma central transversal, bajo el maletero. Construido en aluminio, apenas  pesa 59 kg y tiene dos variantes: una de 45 CV y otra de 55 CV. A este último se le ha acoplado en la actualidad una caja de cambios secuencial de seis velocidades con embrague pilotado. La singularidad del Smart sobrepasa al propio vehículo e incluye la propia sede de su construcción, pues se produce en Smart Ville, una mini-ciudad completamente ecológica. Por todas estas razones no dudo que el Smart rebasa las enciclopédicas –y a veces elitistas– definiciones de auto clásico que tanto hemos visto repetidas, y merece un lugar en la historia del automóvil. Además, tampoco necesita que ese lugar sea muy grande, podemos ser condescendientes.

Créditos
Jorge Esténger Wong