Si uno hace balance del rendimiento de los principales pilotos de la parrilla de MotoGP, si analizamos la regularidad de las principales marcas en competencia y si estamos conscientes de que Honda este año no gozó de su mejor temporada, podemos asegurar que en las carreras de moto –y la prueba reina no queda exenta– se necesita el acoplamiento perfecto entre corcel y jinete para lograr buenos resultados. Honda y Márquez lidiaron bien, tanto que a tres pruebas del final levantaron la corona.
Los del ala dorada siempre han estado ahí, dominando o entre los punteros, pero Márquez es uno de esos pilotos que aunque la moto no rinda al máximo le saca todo su poder con un manejo agresivo, arriesgado y preciso. Cuantas veces lo vimos el pasado curso derrapar y estar a punto de rodar por los suelos, pero su habilidad sobre la moto lo convierte en un rival muy difícil de batir. Tanto así que el español puntuó en las quince primeras carreras al hilo, coronándose en el GP de Japón. Luego en Australia, decimosexta prueba de temporada, se arrastró sobre el asfalto de Phillip Island, pero ya para esa fecha tenía el título en el bolsillo.
Sus principales rivales, la pareja del equipo oficial de Yamaha (Rossi y Lorenzo), solo fueron la sombra de la luz que brilló en el rostro de Marc. Rossi luchó pese a sus años a cuesta y fue segundo en una temporada donde pudo alzar la corona si sus errores de conducción, de estrategia y la falla mecánica que hizo quebrar su motor en Italia no le hubiesen pasado factura. El de Tavullia lució bien pero se le han ido dos trenes (2015 y 2016) una oportunidad que no creo tenga la próxima temporada, donde la marca de los diapasones se presenta con el joven y talentoso Viñales.
De Lorenzo que decir, su firma con las rojas de Boloña será todo un reto para él y una gran esperanza para Ducati, que ve en el mallorquín la pieza perfecta para lograr otro ansiado título. Me atrevo a decir que será una batalla complicada, porque como vimos en 2016 se necesita más que una moto rápida para hacerse con el título. De cualquier manera Jorge fue el mayor dominador por vueltas el pasado curso con más de cien vueltas en cabeza de carrera. Eso pesa, pero hay que ver si sobre la Ducati le va igual que sobre Yamaha, porque son dos motos completamente diferentes.
Si acopla bien, ¡qué bueno!, porque una batalla entre Ducati, Honda y Yamaha o lo que es lo mismo, entre Lorenzo, Márquez, Viñales y Rossi, será un espectáculo digno de ver y disfrutar. Además, nos dará una buena respuesta: Honda y Márquez forman un excelente binomio, pero para nada serán invencibles. Esperamos una emocionante batalla en la venidera temporada.