Lincoln Continental Mark II 1956, único en Cuba

Creado: Dom, 09/12/2012 - 19:45
Créditos
Jorge Esténger Wong
Lincoln Continental Mark II 1956, único en Cuba

El Lincoln Continental Mark II de 1956 que posee Julio Palmero Pedrianes es, sin dudas, un automóvil exclusivo: siempre lo fue, desde el primer estertor de su motor V8, en la planta de Ford en Dearborn, Michigan. Pero si toda la mística de este modelo no fuera suficiente, el Continental Mark II que traemos hoy a nuestra página de clásicos resulta el único existente en Cuba, siendo para muchos una sorpresa su existencia.

Su historia

Alrededor del origen del singular auto existen varias hipótesis, siendo la más extendida el haber pertenecido a la esposa de Fulgencio Batista, dictador del país en esos años y derrocado en 1959. Lo cierto y comprobable, nos refiere Julio, es que el auto fue inscrito por primera vez en el registro de vehículos en 1958, por Antonio la Roca, un trabajador italiano al servicio de la Finca Cuquines, hoy Villa Libertad, en aquel entonces la residencia de Batista. La ”leyenda urbana“ refiere que el auto le fue regalado ante el desagrado de Doña Paulina por el auto, quien lo encontraba muy bajo y contrastar con su estatura. De cualquier forma, el extraordinario Lincoln Continental Mark II permaneció en su poder hasta los años noventa, cuando finalmente, ya bastante mayor, lo vendió.

Por esa fecha, Julio Palmero se encontró por primera vez con el espectacular Lincoln. Lo avistó por el Vedado, y llegó a conocer al segundo dueño, quien apenas lo usaba, pues poseía un automóvil más pequeño, y eran los duros años conocidos como Período Especial en la isla. Tan fuerte resultó la impresión para Julio, que jamás se desprendió de la imagen larga y soberana del Lincoln Continental. Pero mantener funcionando un auto de ese porte, en aquel momento, rebasaba con mucho sus posibilidades. No sería hasta el año 2000 que podría permitirse la aventura de su vida: comprar y restaurar el imponente Lincoln Continental Mark II de 1956.

Hasta el día de hoy

El trabajo sobre el auto ha sido lento y lo más certero posible, y aún faltan detalles inexcusables. Uno de ellos las letras que forman la palabra Continental sobre el frontal, que Julio quiere completar en un futuro inmediato. Hoy mantiene unas que un amigo le hizo llegar de un modelo posterior, pero que no son del estilo original. De momento, ha mejorado y restaurado la vestidura, los instrumentos, reparó la carrocería y pintó el auto. Gran expectativa tiene sobre su asistencia en la próxima primavera a un encuentro en Los Ángeles, donde deben asistir varios propietarios de Continental Mark II. Allí espera aprender nuevos pormenores de su automóvil, y cómo acceder a detalles que aún le faltan para completar un ejemplar único en el espectro del auto clásico en Cuba.

El Lincoln Continental Mark II 1956-57


Esta sería la segunda generación del mítico Continental, de Lincoln. Nacida para ser clásico, ganó el colofón por mérito propio, casi al instante de salir el primer ejemplar de la factoría. Con un estilo sobrio, lejos de toda estridencia, y con una elegancia suprema, es uno de los mejores diseños de la industria del automóvil norteamericana de todos los tiempos. Su presentación, en el Salón de París de ese año, no pudo tener mejor escenario. 

Tenía una mecánica poderosa, con motor V8 de 285 CV de potencia estándar, y luego 300 CV en 1957. Transmisión automática, frenos de poder, dirección asistida y, además, eran estándar una serie de elementos que demorarían años en llegar a ser comunes en la industria. Entre ellos se encontraban: las ventanillas eléctricas, los asientos delanteros con cuatro reglajes motrices, radio, calefacción, cierre eléctrico de puertas, y la única opción era el aire acondicionado por 595 00 USD extras. En los dos años se produjeron un total de 2 996 unidades, con solo dos convertibles, ambas en 1957. Aunque se vendía al precio de un Rolls Royce –unos 10 000,00 USD– Ford ha repetido siempre que perdía unos 1000,00 USD en cada unidad producida.

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Jorge Esténger Wong